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El momentazo de Nina en la gala casera de 'OT 2020' que ha acaparado todas las bromas

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Nina, jurado de 'OT 2020'.

OT 2020 (La 1) vivió este domingo una gala que pasará a la historia: debido al coronavirus tuvo que celebrarse dentro de la Academia y Roberto Leal la presentó desde su casa

Para muchos fue historia de la televisión por lo excepcional de la situación y porque gracias a la creatividad logró suplir la limitación de medios técnicos, la falta del cuerpo de bailarines y de puestas en escena en plató.

Obviamente hubo algunos fallos pero fueron resueltos con naturalidad, como el que protagonizó Nina y que se ha hecho viral en Twitter. Era su turno de palabra pero la cámara estaba a por uvas, por lo que ella se inclinó hasta que logró entrar en plano mientras soltaba un simpático ”¡Hola!”.

″¡Trabajar en DIRECTO siempre trae sorpresas!Y en un programa tan especial como el de hoy, era inevitable que ocurrieran este tipo de cosas. ¡Gracias Nina por tu buen humor!”, escribió el programa en su cuenta oficial.

El momento fue de lo más comentado de la noche:


Gantz recibe el mandato de formar Gobierno junto con toda la oposición a Netanyahu

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Gantz

El presidente de Israel, Reuvén Rivlin, ha anunciado este domingo que, tras recibir la recomendación de una mayoría ajustada de diputados (61 de 120) para encargar la formación de gobierno a Beny Gantz, líder de la alianza centrista Azul y Blanco, le otorgará el mandato este lunes al mediodía.

Después de una extensa jornada de consultas del jefe del Estado con los representantes de los partidos con diputados en la Knéset (Parlamento), que se hicieron en directo, Gantz obtuvo la promesa de apoyo de tres legisladores más que el primer ministro en funciones, Benjamín Netanyahu, tras lo cual Rivlin informó que le otorgaría el mandato presidencial para la formación de un ejecutivo.

El voto de la Lista Unida, de mayoría árabe, cuyos 15 diputados recomendaron a Gantz, y de Israel Nuestro Hogar, encabezado por Avigdor Lieberman, con 7 escaños, resultaron decisivos para que el líder centrista obtuviera el favor de más de la mitad de la Knéset.

A estos se unen los 33 diputados de Azul y Blanco y 6 de la alianza de centroizquierda Laborismo-Guesher-Meretz.

El apoyo de estas formaciones, con posiciones antagónicas entre sí en muchas materias, no garantiza que Gantz pueda establecer una coalición de gobierno. Una de sus opciones es montar un ejecutivo en minoría, junto con Israel Nuestro Hogar y la alianza de centroizquierda Laborismo-Guesher-Meretz, con el apoyo externo de la Lista Unida.

Sin embargo, ante la negativa de algunos miembros de su propio partido de formar parte de tal coalición, ese escenario parece poco factible, y Gantz podría verse obligado a negociar ya sea con el Likud de Netanyahu o con los partidos ultraortodoxos o ultraderechistas para buscar más apoyos.

En los últimos días, ante el aumento de contagios de coronavirus en Israel y implementación de severas restricciones, Netanyahu ha hecho un llamamiento a establecer un “gobierno de emergencia nacional” de carácter temporal y formado por todos los partidos de la Knéset con excepción de Lista Unida, pero Gantz exige que todos los partidos estén representados.

Israel lleva un año de bloqueo político, tras tres elecciones que no han permitido que ninguno de los bloques de partidos habituales alcanzara la mayoría simple.

Tras el mandato para la formación de un ejecutivo que recibirá este lunes, Gantz contará con un plazo de 28 días para lograrlo, con la posibilidad de que el presidente le otorgue una extensión de 14 días más.

José Ribagorda (Telecinco) sorprende en su despedida del informativo: "Les reconozco..."

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El presentador José Ribagorda.

Los presentadores de los informativos de televisión están dejando imágenes únicas a la hora de contar las noticias relacionadas por el coronavirus.

Primero fueron Vicente Vallés, de Antena 3, y David Cantero, de Telecinco, quienes mostraron su enfado por la gente que no hacía caso a las autoridades y salía a la calle como si estuviera de vacaciones. Ahora le ha tocado a José Ribagorda, también de Mediaset.

El presentador de Informativos Telecinco no se ha mostrado cabreado ni ha hecho nada por el estilo. El periodista únicamente se ha despedido este domingo con mucha emoción dejando una reflexión que ha sido muy difundida.

“Les reconozco que muy pocas veces he transmitido tanta emoción y no menos angustia informándoles de una actualidad que nunca me hubiera gustado contarles”, ha asegurado ante los espectadores.

Ribagorda ha deseado que “más pronto que tarde esto solo será un mal sueño”. “Mucho ánimo a todos, buena semana y buenas noticias que falta hace. Adiós”, ha concluido.

"¿El trabajador en casa y el empresario pagándole?": Jorge Brazález ('MasterChef') indigna con su reflexión sobre el coronavirus

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Jorge Brazález, ganador de 'MasterChef', en la presentación de su libro de recetas el 7 de agosto de 2017.

Jorge Brazález, ganador de MasterChef 5, ha despertado una gran polémica con un vídeo suyo que se ha viralizado en redes sociales en plena alerta por el coronavirus, que ha obligado a muchos negocios a paralizar su actividad. 

El exconcursante ha tenido que cerrar temporalmente su restaurante Roto en Ibiza debido a la crisis sanitaria.

El cocinero aparece mirando a cámara y, con tono agitado, dice: “Me estás diciendo que el trabajador tiene que estar así en casa parado, quieto, cobrando... ¿Y los empresarios tienen que estar en su casa, parados, pero pagándoles a los trabajadores? ¿Eso cómo va a ser?”.

Numerosos usuarios de Twitter han arremetido contra Brazález por sus palabras:

Ábalos: "Es evidente que tendremos que prorrogar esta situación, en 15 días no ganamos esta batalla"

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Imagen de archivo de José Luis Ábalos

El ministro de Transportes e Infraestructuras, José Luís Ábalos, ha sido claro este lunes: “Es evidente que tendremos que prorrogar esta situación. En 15 días no ganamos esta batalla”.

“Es hora de tomar con ambición medidas que mitiguen el impacto que va a tener la crisis en el empleo y la actividad económica. Y cuando esto acabe, tomar medidas de recuperación”, ha declarado durante una entrevista en RNE.

Ha advertido, además, de que esa prórroga podría conllevar medidas aún más severas que las ya adoptadas para frenar la propagación del coronavirus.

Dependerá de la eficacia de las ya establecidas, lo que, según ha subrayado, está relacionado directamente con su grado de cumplimento.

“Si realmente todos somos responsables y actuamos de acuerdo a los requerimientos y no banalizamos ni frivolizamos la situación, sino que nos corresponsabilizamos y estamos unidos ante la pandemia, evidentemente tendrán más efecto”, ha afirmado.

Preguntado por la actitud del presidente catalán, Quim Torra, ha llamado a “aparcar” los proyectos políticos y no mantenerlos “al amparo de esta situación”.

“Ahora la batalla es la salud de las personas (...) y deberíamos estar hablando exclusivamente de eso con ocasión de esta crisis”, ha recalcado Ábalos, en cuya opinión Torra “se equivoca” porque “ni siquiera es coherente con la lógica separatista” de solidaridad entre los pueblos.

El ministro de Transporte ha considerado, por otra parte, “respetable” la decisión “personal” y “contundente” de Felipe VI de renunciar a la herencia de su padre, don Juan Carlos, que deja de percibir su asignación. 

La Bolsa española pierde el 6,5% pese a las medidas de los bancos centrales

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La bolsa

La Bolsa española ha perdido en los primeros compases de la sesión de este lunes el 6,53%, a pesar de las acciones que están llevando a cabo los diferentes bancos centrales para paliar las consecuencias económicas causadas por la pandemia del coronavirus.

Concretamente, poco después de la apertura de la primera sesión de la semana, el principal indicador de la Bolsa española, el IBEX 35, ha cotizado en 6.197 puntos, tras dejarse ese 6,53%.

IAG se hunde un 19% 

Las acciones del grupo aéreo IAG se hunden un 18,91% tras anunciar que reducirá su capacidad un 75% en abril y mayo por el coronavirus, y que “suspenderá temporalmente” contratos para recortar gastos.

IAG -integrado por British Airways (BA), Iberia, Vueling y Aer Lingus y que prevé comprar Air Europa- ha explicado que la rápida propagación del Covid-19 y las advertencias gubernamentales y restricciones a los viajes, están teniendo un significativo y cada vez más negativo impacto en la demanda de tráfico aéreo.

Para afrontar esta caída, el grupo prevé que en el primer trimestre su capacidad, medida en términos de asientos-kilómetros disponibles, baje alrededor del 7,5% en comparación con el año pasado. Para abril y mayo, planea reducirla en al menos un 75% en comparación con el mismo período de 2019, según el comunicado remitido a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).

Tras conocerse esta comunicación, las acciones de IAG son las más castigadas de toda la Bolsa española, con un recorte que casi roza el 19%, hasta los 3,20 euros por acción. 

En Europa, convertida actualmente en el epicentro del coronavirus, y donde los gobiernos están imponiendo grandes restricciones a sus ciudadanos, el resto de grandes plazas también han iniciado la semana con descensos.

París ha liderado las caídas con un desplome del 7,38%; mientras que Fráncfort se deja el 6,70%; Milán, el 6,22%; y Londres, el 5,94%.

La Reserva Federal de EEUU (Fed), el Banco Central Europeo (BCE), el Banco de Inglaterra, el Banco de Canadá, el Banco de Japón y el Banco Nacional Suizo, aprobaron ayer una acción coordinada para proporcionar liquidez al mercado, que a la vista de la reacción de los mercados parece insuficiente.

El Brent inicia la semana con un recorte del 5%, hasta los 32,05 dólares

Por su parte, el precio del barril del crudo Brent para entrega en mayo ha comenzado la semana de nuevo a la baja, con un importante recorte del 5,32%, hasta los 32,05 dólares, según los datos de mercado recopilados por Efe.

El Brent cotiza de nuevo a la baja tras recuperar algo de terreno en su última sesión, ya que el pasado viernes consiguió subir más del 3%, hasta los 33,85 dólares.

El “oro negro” está sufriendo grandes caídas en las últimas semanas por el temor de los inversores a un descenso drástico de la demanda debido a las restricciones de movimiento, vuelos y actividades productivas y empresariales como consecuencia de la pandemia del coronavirus y ante la guerra de precios iniciada por Arabia Saudí.

El miedo no se puede aceptar, hay que aprender a resolverlo

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Si está tratando de seguir los consejos psicológicos que se están difundiendo en los medios de comunicación para afrontar la crisis por el coronavirus y no lo consigue, no se extrañe: no es el único. Estos consejos son útiles sólo si se ha preocupado un poco por los acontecimientos, lo cual, dada la situación mundial actual, es poco probable. Pero son insuficientes si se tiene miedo.

Estos consejos psicológicos que ofrecen desde los organismos oficiales para afrontar el temor al coronavirus, son lógicos pero insuficientes. Veamos cuáles son y en qué fallan:

  • “No hacer caso de rumores y noticias falsas, no sobreexponerse a la información, no hablar constantemente de ello, buscar pruebas de realidad y datos fiables de medios oficiales científicos veraces…”. Esto es útil cuando lo que “asusta” es falso. Pero cuando lo que “asusta” es la información veraz, real, científica, este consejo es inútil. Por otro lado, una persona que tiene miedo, puede tratar de evitar el tema, pero lo que hará es pensar sobre ello.
  • “Hacer vida normal, no magnificar la situación o mantenerse distraído”. Hacer vida normal y no magnificar la situación puede ayudar un poco a no empeorar las cosas, pero no resolverá el miedo. Por otro lado, las distracciones sólo aplazarán momentáneamente el problema. Lógicamente el miedo no se resuelve evitándolo.
  • Un colegio oficial de psicólogos “aboga por la tranquilidad”. Es algo obvio que no se puede lograr simplemente por querer estar tranquilo. Uno no elige voluntariamente tener miedo ni estar intranquilo, y por tanto tampoco  puede elegir no tenerlo.
  • “Identifique los pensamientos que puedan generarle malestar”. Esto sólo es útil si no se limita a luchar contra dichos pensamientos con intención de evitarlos.
  • “Reconozca sus emociones y acéptelas”. Reconocer las emociones, como en el caso anterior, es útil, pero aceptarlas no es la solución, en realidad no es posible. Tratar de “aceptar” una emoción es un proceso cognitivo que lo único que puede lograr, y no siempre, es reprimir esa emoción temporalmente, pero no solucionarlas.

El miedo hay que aprender a resolverlo

Igual que para saber nadar es imprescindible aprender, resolver el miedo es también un proceso de aprendizaje, no se puede llevar a cabo sólo con unos consejos bienintencionados. La situación actual provocada por la expansión del nuevo coronavirus, ha despertado miedos habitualmente adormecidos que tienen la mayoría de las personas: miedo a enfermar y miedo a la muerte, propia o de un ser querido.

En esta situación de emergencia cada cual hace lo que puede para lidiar con sus temores. Lo habitual es tratar de distraerse, quitarle importancia, o alarmarse y pensar constantemente, obsesionarse con las medidas de precaución, saltárselas para demostrarse que no se tiene miedo… Sin embargo, por ser urgente, es una situación muy propicia para aprender a resolver los miedos, el miedo.

Mirar por el bien común

Es muy habitual que en situaciones de emergencia los seres humanos reaccionen solidariamente, se recupera el sentimiento de comunidad y se actúa con generosidad. Un ejemplo es la respuesta masiva que ha habido de donantes de sangre, o la ayuda prestada por vecinos a otros en aislamiento.

Dejarse llevar por el miedo, además de que le puede hacer sufrir, puede impedirle pensar en los demás o colaborar con los demás. En situaciones de emergencia la búsqueda del interés personal puede incluso perjudicar a otros.

Por eso, por uno mismo, y por los demás, lo mejor que se puede hacer es aprender a resolver el miedo.

¿Cómo hacerlo?

Igual que no es suficiente una explicación para aprender a nadar, aprender estas indicaciones de memoria no será suficiente. Es necesario ponerlas en práctica.

  • Lo primero es hacerse consciente de que se tiene miedo, en el momento en que se está teniendo miedo. 
  • El siguiente paso es prestar atención al miedo en el cuerpo. El miedo, como cualquier otra emoción se siente en el cuerpo. Hay que localizar en qué partes del cuerpo se sienten las sensaciones de miedo y prestarles atención.
  • Este prestar atención incluye no tratar de que se pase el miedo ni pretender hacer nada con él. Ni gestionarlo, ni aceptarlo, ni rechazarlo, ni desear que se vaya… es decir, no intervenir cognitivamente. Sólo prestar atención, sentir y perder el miedo a las sensaciones que el mismo miedo produce en el cuerpo. De este modo irá perdiendo miedo a sentir miedo. Esto puede requerir un aprendizaje paulatino, es decir, varios ensayos y exploraciones.
  • El hábito mental empuja a escapar del malestar, por lo que hay que prestar atención al pensamiento para evitar que intervenga en esta fase.
  • Una vez que ha perdido intensidad el miedo al miedo, se puede prestar atención a los pensamientos alarmistas intrusivos. Y volver a prestar atención a las sensaciones que esos pensamientos provocan en el cuerpo. Cuando se hace de esta manera, esos pensamientos van perdiendo fuerza y dejando de aparecer.
  • Después, hay que hacer una reflexión sobre las ideas y experiencias que se han tenido con la enfermedad, el sufrimiento y la muerte. Pues de las ideas o conceptos erróneos que uno tenga, es de donde surgen los pensamientos automáticos y las emociones negativas.

Este es sólo un esquema breve de lo que hay que hacer para aprender a resolver el sufrimiento. Es un proceso de aprendizaje que requiere dedicarle un tiempo, pero es lo mejor que se puede hacer para dejar de sufrir, incluso en circunstancias difíciles como las que estamos viviendo.

 

Notas alrededor del coronavirus

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Este artículo también está disponible en catalán.

 

  1. ¿Por qué narices en Italia, en España, en otros países europeos, consideraban que el coronavirus se comportaría de manera diferente en Europa que en China y, por tanto, no había que tomar nota ni aprender de lo que allí estaba pasando; por ejemplo, de la fuga incívica de una gran parte de la población de las zonas más afectadas hacia el sur? Racismo puro, podrías pensar, si no fuera que el Estado español consideró que Italia era un país igual de lejano y tampoco era un avance ni un modelo de lo que pasaría en la progresión del coronavirus. ¿Chovinismo?
  2. El restaurante chino de debajo de mi casa, el lunes o martes ya fue cerrado. Como tantos y tantos comercios chinos. Es decir, se avanzaron casi una semana a algunas de las medidas que ha tomado el Gobierno central. De momento, no se han visto manifestaciones de racismo (ni de temor, al comprobar en manos de quién están) por parte de la población china.
  3. China ya ha enviado un enorme avión cargado de útiles y de equipos sanitarios a Italia (ningún país de Europa le ha enviado ninguno a pesar de las demandas realizadas), y se ha ofrecido también a ayudar al Estado español. Aterra que esto lo haga un gobierno autoritario, dictatorial y antidemocrático.
  4. ¿Es razonable decidir un miércoles que se cerrarán las escuelas pero no hasta el lunes siguiente? En Cataluña pasó; finalmente cerraron el viernes.
  5. El sábado 14 voy a comprar. En la tienda, lo han organizado perfectamente: la cola se hace en la calle, la dependienta que la organiza hace guardar la distancia debida entre las personas, no dejan entrar más de diez compradores a la vez (es una tienda grande). En la cola hay una animada tertulia sobre lo mal organizadas que están las colas en otros establecimientos del ramo y supermercados del barrio.
  6. Una vez dentro, en las estanterías hay grandes agujeros. La línea entre lo que es realmente importante y básico y lo que no es clara; por ejemplo, no hay aceite, ni arroz, escasea la pasta (el fervor por el papel higiénico merecería un artículo aparte), pero, por ejemplo, hay botellas de vino a espuertas y helados de todos los colores y gustos. La gente que compra, pues, no se ha vuelto loca.
  7. Es posible que la población a partir de ahora se lave mejor las manos y más a menudo. Dudo que sirva para hacer mejores colas y más esponjadas; dudo que sea útil para establecer maneras de saludar más saludables y menos invasivas.
  8. También dudo —por mucho que haya gente a la que entusiasme decir, a veces de manera algo ofensiva, que cada crisis es una oportunidad— que se aprenda nada de la pandemia que estamos pasando. La crisis económica de 2008 no ha servido para nada, o al menos no ha servido para tomar ninguna medida a favor de la gente más desfavorecida y no del capital financiero. ¿Veremos desrecortes en la salud pública?; ¿alguien pondrá freno al gasto desbocado en sanidad privada que en justicia debería ir a la pública?
  9. No es que ministras, ministros, gobernantes y tropa política en general sean población de riesgo o un grupo más proclive al coronavirus que otros, pero a ellos les realizan las pruebas. Parece que vivan en Corea del Sur.
  10. El virus se ha aliado con las abuelas más o menos en buen estado cuidadoras de nietas y nietos: ya no les llevan indiscriminadamente el niñerío; por el contrario, se ensaña con las abuelas o mujeres mayores de sesenta y cinco que cuidan a madres y padres. Un grupo de riesgo que se ha menospreciado, como si el virus se limitara a contribuir elegantemente a la selección natural.
  11. La gente, especialmente las mujeres, se organiza para el cuidado de las criaturas. ¿Alguien hará el recuento de cuántas iniciativas masculinas está habiendo en esta imprescindible e ineludible tarea? Si ante una catástrofe y una emergencia como la que estamos viviendo, no hay o hay pocas, quiere decir que no se pondrán nunca a ello. Que siempre creerán que no les toca.
  12. Efectivamente, es perfectamente viable vivir sin fútbol.
  13. Cuando pase esta crisis, estaría bien que se prohibieran expresiones vacías, patéticas y grandilocuentes tipo «Haremos lo que haga falta, donde haga falta y cuando haga falta». 
  14. El presidente Torra en un rapto de astucia ha intentado alcanzar la independencia por la vía del confinamiento (de manera no unilateral, por cierto). Pedro Sánchez, por el contrario y sin astucia (no la necesita para nada), ha decretado una recentralización que atufa a 155.

No todos los desinfectantes de manos son eficaces

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Por Manal Mohammed, micobiólogo, Universidad de Westminster:

 

Desde que se originó el brote de COVID-19, las ventas de los desinfectantes de manos se han disparado. Se han convertido en un producto tan cotizado que las farmacias y los supermercados han empezado a limitar la cantidad de geles que los clientes pueden adquirir cada vez que visitan los establecimientos. El estado de Nueva York, incluso, ha anunciado que va a comenzar a elaborar su propio desinfectante de manos para cumplir con la demanda existente. Si bien los desinfectantes pueden ayudar a reducir el riesgo de contraer ciertas infecciones, no todos los geles son igual de efectivos contra el coronavirus.

Al igual que sucede con otras infecciones respiratorias víricas, como el resfriado o la gripe común, el nuevo coronavirus (que recibe el nombre de SARS-CoV-2) se contagia principalmente a través de la transmisión de una persona a otra de pequeñas gotitas impregnadas de virus que son expulsadas por la boca o por la nariz. Sin embargo, un estudio reciente señala que también podría ser propagado mediante las heces.

Además de por la inhalación de esas gotas diminutas, los virus respiratorios (entre los que se incluye el SARS-CoV-2) se pueden contraer al entrar en contacto con cualquier superficie contaminada con el virus y tocarse posteriormente la cara, en especial la boca y la nariz. Y, aunque no nos demos cuenta, estamos tocándonos la cara continuamente. Un estudio realizado por la Universidad de Nueva Gales del Sur (Australia) reveló que las personas nos tocamos la cara unas 23 veces cada hora.

Lo más eficaz para mantener una higiene correcta y evitar el contagio de enfermedades infecciosas es lavarse las manos con agua y jabón. La combinación del agua caliente (nunca fría) y el jabón elimina las grasas que pueden albergar microbios en nuestras manos.

Los geles desinfectantes, por su parte, también ofrecen protección contra los microbios causantes de enfermedades, sobre todo en situaciones en las que no se dispone de agua y jabón. Asimismo, se ha probado su eficacia en la reducción del número y las clases de microbios que pueden atacarnos.

Existen, principalmente, dos tipos de desinfectantes de manos: con alcohol y sin alcohol. Los primeros contienen varios tipos (normalmente isopropanol, etanol o n-propanol) y cantidades de alcohol (entre el 60 y el 95 %), compuesto que posee la capacidad de eliminar casi todos los gérmenes.

Los geles sin alcohol contienen un compuesto llamado catión de amonio cuaternario (normalmente cloruro de benzalconio) en sustitución del alcohol. Estos pueden mermar la acción de los microbios pero son menos efectivos que el alcohol.

La eficacia de los desinfectantes de manos con alcohol no se reduce a la eliminación de numerosos tipos de bacterias, entre las que se incluyen el SARM y el E. coli, sino que también actúan contra multitud de virus, como el Virus influenza A, el rinovirus, el virus de la hepatitis A, el VIH y el coronavirus del síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS-CoV).

Luchando contra los virus

El alcohol ataca y destruye la cápside vírica que rodea a algunos virus, entre los que se encuentra el coronavirus. Se trata de una proteína fundamental para la supervivencia y la multiplicación del virus. Para que un desinfectante de manos acabe con gran parte de los virus, debe estar compuesto por al menos un 60 % de alcohol.

Se ha comprobado que los geles que contienen un porcentaje inferior son menos eficaces a la hora de eliminar las bacterias y los hongos, y es probable que solo sean capaces de ralentizar la proliferación de los gérmenes en lugar de liquidarlos por completo.

Incluso los desinfectantes que contienen un 60 % de alcohol no garantizan la eliminación de todos los tipos de gérmenes. Algunas investigaciones han descubierto que lavarse las manos resulta más efectivo que la aplicación de geles desinfectantes a la hora de acabar con el norovirus, el Cryptosporidium (un parásito que puede producir diarrea) y el Clostridioides difficile (una bacteria que provoca problemas intestinales y diarrea).

Viendo la escasez que caracteriza a este producto durante estos días, algunas personas se han decidido a elaborar sus propios desinfectantes de manos. No obstante, cabe destacar que estos geles caseros podrían no ser tan eficaces como los que podemos encontrar en comercios y farmacias.

Si tiene las manos muy sucias, lavarse con agua y jabón es más efectivo que utilizar desinfectantes de manos con alcohol. Los estudios realizados indican que el efecto detergente del jabón, unido a la fricción, basta para reducir la cantidad de microbios que alojamos en nuestras manos, así como para eliminar la suciedad y los restos de materiales orgánicos.

Al estornudar o toser en la mano se necesita algo más que un poco de gel para desinfectarla. Esto se debe a que en el momento en el que las manos se contaminan con mucosa, esta actúa como un protector de los microbios y el desinfectante pierde eficacia en esas condiciones.

En definitiva, la mejor y más fiable manera de prevenir el contagio del coronavirus (y de minimizar el riesgo de contraerlo) es lavarse las manos con agua y jabón y evitar tocarse la cara en la medida de lo posible.

En cualquier caso, los desinfectantes de manos con al menos un 60 % de alcohol son considerados una alternativa práctica cuando no se disfruta de acceso a agua y jabón. Si utiliza uno de estos geles, al igual que haría con agua y jabón, debe asegurarse de abarcar toda la superficie de las manos (incluyendo el hueco entre los dedos, las muñecas, las palmas, el dorso y las uñas) y frotar durante al menos 20 segundos para obtener una limpieza integral.

 

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El miedo a lo invisible: La historia natural de la vulnerabilidad de nuestra cultura

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Una máscara usada por los médicos italianos para protegerse de la peste.

Hace unos días, comentaba en tono jocoso a través de Twitter,que mi persistente cuadro alérgico me traería problemas durante emergencia del coronavirus, en medio de un clima de paranoia cada vez más evidente y la sensación inquietante de que las cifras y estadísticas sobre la curva de contagio no hacen más que mostrar un aumento exponencial. Por supuesto, las redes sociales y medios de comunicación no hacen más que aumentar la sensación de urgencia, pero la verdad es irrefutable: la pandemia mundial ha puesto a nuestra cultura en la incómoda situación de analizar su propia vulnerabilidad. 

 —¿Una especie de gran ensayo de películas apocalípticas? — dice mi amigo M. mientras almorzamos juntos.
―No tanto como eso—respondo—hablo de la noción de la incertidumbre. De pronto, todos los países del mundo se hacen las mismas preguntas y temen las mismas cosas. No es algo usual.  

Miro a mi alrededor con disimulo: nos encontramos en un restaurante pequeño, con apenas un par de mesas ocupadas. Todavía no se declara un estado de emergencia nacional propiamente dicho, pero la percepción del miedo está en todas partes. Una mujer a mi derecha se restriega las manos con una servilleta de tela. Al otro lado del ventanal que nos separa de la calle un hombre camina con el rostro cubierto con un tapabocas. Hay algo de irreal en las escenas.  Como si todo sucediera demasiado deprisa y rápido para entenderse en su totalidad. 

Mi amigo está obsesionado con la posibilidad que la crisis mundial escale y se transforme en algo más, aunque todavía no está realmente muy seguro de qué podría ser ese “algo”. Como sociólogo, le preocupa el comportamiento humano, pero, sobre todo, la forma en que se reconstruye para enfrentar cualquier situación. Así que aguarda a que la pandemia muestre sus verdaderos colores pronto. “Algo”, pienso mientras corto un trozo de lasagna que compartimos. ¿Que el virus mute y se transforme en un agente patógeno realmente peligroso a gran escala? ¿Que la histeria mundial se transforme en una sacudida de conciencia? 

Por supuesto y a pesar que las noticias sobre el coronavirus son cada vez más alarmantes, no es la primera vez — ni será la última — que el mundo se enfrenta a una epidemia semejante. Siempre he pensado que un resfriado común, es la muestra más evidente que la naturaleza tiene un enorme sentido del humor. Cruel, a más señas. No es una enfermedad especialmente grave, pero sí lo bastante como para dejarnos sin fuerzas, molestos y cansados por días enteros. Y aunque actualmente nos parezca un padecimiento normal, siglos atrás fue considerado terrible, destructor y mortal. Un inquietante pensamiento, claro, pero que aun así nos muestra como este aparentemente sencillo padecimiento ha acompañado a la historia del hombre durante dos milenios.

 — ¿Eso ya no lo hizo Juan de los Muertos

En el 2012, el director Alejandro Brugués decidió trasladar el habitual escenario de la pandemia zombie a lo político: La visión de una Habana casi bucólica, enfrentándose a un enemigo inesperado es quizás una de las visiones más disparadas sobre el poder, el miedo y la histeria colectiva filmada en este lado del mundo. Con numerosos guiños a la situación local y un lenguaje visual que disfruta de ese híbrido entre la melancolía y la desesperanza de la Cuba actual, Brugués construye un documento visual que habla más de lo esencialmente cubano que de los temores y críticas a un sistema político devastador. De hecho, el director parece tener bien claro que la mezcla de ritmo y temática crea toda una nueva manera de asumir el riesgo de construir un mensaje que supere la mera evidencia de lo real. Pero más allá de eso, Juan de los Muertos es una película de zombies a toda regla. Una excusa para hablar de la crisis, para llevarla a otro nivel, para crear un enorme y complejo ejercicio de imaginación donde los dilemas de la Cuba actual — rota y huérfana en medio de su lenta debacle — parecen construirse por medio del símbolo. ¿Y cuál simbolismo podría ser más apropiado que el zombie, para retratar a esa Habana decadente, siempre a medio camino entre la destrucción?

 — Lo hizo, pero imagina todo eso… sublimado a un continente tan desigual como latinoamericano — se entusiasma M. — O la civilidad patente del primer mundo.  Llevar a otro nivel la catástrofe y lo absurdo.
 — Como comprar todas las existencias de alcohol puro, máscaras quirúrgicas y guantes, ¿no? — pregunto. 
 — Eso pasa en todas las situaciones de emergencia. 
 — Pero ahora es más evidente que nunca. 
 — La gripe ha sido parte de la historia de las enfermedades desde siempre. 

Tiene razón, claro. Según recientes investigaciones, en la época prehistórica se transmitía por mordiscos y picaduras. Los pequeños roedores lo transportaban y después lo recogían mosquitos y garrapatas. La primera referencia de una epidemia de gripe consta del año 412 antes de Cristo. Sucedió en la actual Turquía y fue considerada un castigo divino. De hecho, los síntomas fueron considerados tan peligrosos que los cadáveres eran quemados y sus cenizas apartadas del poblado al cual pertenecía el enfermo.

En el año 1918, la llamada gripe española infectó al 50% de la población mundial.

Por el año 1580, la gripe comenzó a ser considerada la enfermedad más letal de todas las conocidas. La gripe venía de Asia y afectaba a toda Europa. Los médicos seguían empeñados en encerrar a sus enfermos en habitaciones oscuras y mal ventiladas, en un intento de contener una infección que no tenían la menor idea de cómo se transmitía. Como consecuencia de esa medida, Madrid quedó diezmado y el virus casi da al traste con la conquista de Portugal, pues enfermó gravemente a Felipe II y mató a su esposa, la reina Ana de Austria.

Unos siglos más adelante, en concreto 1889, la gripe también causó estragos en Rusia, cuando la epidemia diezmó a la población durante un crudo invierno. Claro está, todavía no se tenían suficientes conocimientos para conocer con claridad el origen del padecimiento, por lo que las eternas nevadas del país fueron consideradas la inmediata causa. La más mortífera epidemia de gripe llegó de Siberia y se le llamó, con un raro sentido del humor, la pandemia “más democrática” de la historia de la humanidad. Afectó al 70 % de la población. Como consecuencia de ella murió la egiptóloga inglesa Amelia Edwards, a quien recomendaron comer y beber lo mínimo, lo que terminó matándola de hambre antes del cuadro médico que sufría. 

 — ¿Sólo conoces historias extravagantes al estilo? — pregunta M. sorprendido.
 — Son las más divertidas. 

En realidad, analizar a la gripe como un gran fenómeno migratorio y geográfico me permitió entender la forma en que la humanidad entiende la vulnerabilidad de su sistema de valores y estructura cultural. Cada cierto tiempo, una pandemia expone las grietas de lo que consideramos normal y lo hace porque en realidad no estamos en absoluto preparados para una violenta percepción sobre los terrores de la pérdida del control social. Lo pensé la primera vez que escuché una discusión (malsonante) sobre el uso del condón a principios de los noventa, cuando era tan joven como para hacerme preguntas sobre en cómo comprendíamos la salud en nuestra época. Lo mismo pasó con el H1N1, que hace unos años sumió en pánico a buena parte de México y Centroamérica. 

 — No es lo mismo el VIH que la gripe — me dice M. con seriedad — incluso el nivel de contagio y la curva de contagiados, son diametralmente opuestas.
 — No digo que sean lo mismo. Lo que insisto en que despiertan las mismas emociones. 
 — Miedo, claro. 
 — Desconfianza e incertidumbre — bebo un trago del jugo que pedí y antes de hacerlo, miro el cristal del vaso. Un pequeño sobresalto ¿estará suficientemente limpio? — y la sensación de no saber qué ocurre con esta idea sobre la civilización que sostenemos con tanto cuidado. 

En una ocasión leí que, durante el medioevo, las epidemias se consideraban castigos divinos. Se mataron a mujeres, gatos y perros, porque la Iglesia estaba convencida de que eran criaturas débiles vinculadas con lo oculto, lo sobrenatural y cómo no, al diablo. Para cuando fue evidente que las grandes quemas que atravesaban el continente en realidad sólo enrarecían aún más la situación y agravaban los síntomas, la mitad de la población había muerto y el resto, estaba a punto de enfermar. Así que, sin duda, las epidemias son una forma de entender al mundo. O su incapacidad para la cordura, en todo caso. 

 — Bueno, no olvides que la relación entre enfermedad y precauciones es relativamente moderna — me recuerda M. — apenas en el año 1900 comienza a investigarse la procedencia de la gripe, que todavía era un misterio para buena parte del mundo científico. 

Lo que no evitó que, en el año 1918, la llamada gripe española infectara al 50% de la población mundial. Pese a su nombre, no procedía de España, aunque una de las teorías señala que entró en Europa a través del país. Se contaron 20 millones de muertos en el mundo. Se trató de la primera gran pandemia del siglo. Una tan peligrosa, violenta y radical, que volvieron los rumores de castigos divinos e influencia del diablo.

La credulidad y la paranoia mundial tuvieron varias oportunidades consecutivas para probar su permanencia. En el año 1930, Richard Shope, científico del Instituto Rockefeller en Princeton, aísla el virus de la gripe porcina, lo que es en sí mismo uno de los grandes pasos para comprender la evolución de las epidemias en nuestra época. Por curioso que parezca, el cerdo es un animal fundamental en el estudio de nuestra gripe, pues en su garganta pueden juntarse y recombinarse virus de gripe humana y aviar (de las aves). Para el año 1957, el mundo volvió a estremecerse con la llamada gripe asiática. El cuadro médico contagió y llevó a la muerte a cuatro millones de personas. Sólo en EE.UU. hubo 60.000 fallecimientos. En 1968, la gripe de Hong Kong, mató a 700.000 personas en todo el mundo. Se habló de un apocalipsis silencioso y de hecho, hubo temores del resurgimiento de los síntomas de la gripe española. En 1977, las autoridades comunistas declararon millones de víctimas en todos los países de su entorno. Al final, la gripe cruzó el océano y ocasionó casi 40.000 muertos sólo en EE.UU. y más de 40% de la población afectada. Por último, para intentar comprender el mecanismo biológico y molecular de la gripe, en 1999 hubo una curiosa carrera científica por resucitar la “gripe española” y analizar sus efectos bajo la tecnología moderna. Se buscó en unos cadáveres de la época encontrados en Noruega. Según el doctor Stohr, de la OMS, la investigación permitiría comprender la evolución de la gripe y sus consecuencias, además de permitir profundizar sobre su díscola naturaleza. 

 — Eso, aunque media docena de películas han dejado claro la muy mala idea que es esa — dice M. entre risas.
 — Ah, la cultura pop siempre supo que esto ocurriría — digo muy ufana. 

Por supuesto, como fiel reflejo de lo contemporáneo, la cultura pop ha meditado en más de una forma sobre las epidemias y sus efectos en la psique colectiva. Con mayor o menor éxito, el cine y la televisión ha profundizado sobre la idea del contagio, la paranoia y la destrucción de las frágiles bases de la civilización a través de experimentos argumentales y visuales, que de alguna forma reflejan la antigua obsesión de la sociedad por su propia vulnerabilidad. 

Por ejemplo, la pequeña, aterradora y violenta Tren a Busan del 2016 dirigida por Yeon Sang-ho, también juega con las posibilidades y las claves del cine de epidemia para crear una situación de emergencia impensable a bordo de un tren que cumple la ruta entre Seúl y Busan. El film no sólo tiene un argumento que reflexiona de manera extraordinaria sobre el miedo y la amenaza, sino que, además, utiliza sus limitados recursos para elaborar un discurso profundo sobre el comportamiento humano en momentos de crisis.

 — Todo monstruo es un tipo de epidemia o cómo lo conceptualizó el ser humano de su época — comenta M. — si lo notas, cada momento de la historia tiene un tipo de monstruo relacionado con el contacto físico o el hecho de cómo se manifiesta el miedo. 

Tiene razón, claro está. 

La isla de Lazzaretto Vecchio, al sur de Venecia, es una minúscula porción de tierra que albergó durante el siglo XV el hospicio de peregrinos de Tierra Santa. El Lazareto — que obtuvo su nombre de la orden religiosa de San Lázaro cuya ocupación consistía en cuidar de los leprosos — era el lugar donde fueron a parar la gran parte de los enfermos de peste que asoló la ciudad de Venecia entre el siglo XV y el siglo XVI. La peste, que mató alrededor de 50.000 personas (casi el 60% de la población de Venecia en la época), fue considerada por muchos como el fin del mundo, incluyendo la Iglesia que llegó a insinuar se trataba de un castigo divino. Hace ocho años y mientras llevaban labores de reconstrucción de la trágica historia de la isla, un grupo de antropólogos italianos encontró en una fosa común más de 1.500 esqueletos. Y entre ellos, los que el investigador Matteo Borrini, de la Universidad de Florencia llamó “el gran descubrimiento de la década”: el esqueleto de un vampiro.

¿Sobrevivientes, víctimas, testigos? No lo sé. Quizás no lo sepa de inmediato. Y eso es lo más inquietante de todo.

Por supuesto, no se trataba realmente del esqueleto de una criatura monstruosa o el mito hecho realidad, sino el esqueleto de una mujer a la que se le había desencajado la mandibula al introducirle un pedazo de ladrillo en la boca. La costumbre, que se remonta a Europa del Este, intentaba evitar que el cadáver volviera a la vida y masticara — literalmente — el sudario para escapar a la muerte. El descubrimiento demostró que la figura del vampiro, fue uno de los terrores que asolaron Venecia y la Europa castigada por enfermedades y plagas durante el medievo. Además, fue una comprobación histórica de cientos historias que el folclore recoge: Según viejas tradiciones europeas, los cadáveres que muestran sangre fresca en la nariz y la boca no han muerto en realidad. De manera que los cadáveres de la peste, que morían a docenas cada día en el ataque fulminante de una enfermedad para cual no existía cura o paliativo, eran probablemente las víctimas propiciatorias del temor supersticioso que recorría el continente. Así que, en medio de la histeria colectiva y aterrorizados por una plaga implacable e imparable, hubo una reaparición del vampiro. Se habló de cadáveres que se levantaban de la tumba de la peste para asesinar a sus parientes, de pacientes desahuciados que se levantaban de la cama para beber la sangre fresca de los médicos que intentaban curarlos. Por curioso que parezca, los sacerdotes y líderes religiosos que desenterraban cadáveres en la búsqueda del vampiro, jamás pensaron que las ratas, larvas y pulgas de los animales de granja o que habitaban en los cabellos y pieles de los campesinos, eran la causa real de la epidemia. La arqueología no se había topado con un caso parecido, pero a veces salta la sorpresa: las creencias y las supersticiones dejan en raras ocasiones un rastro material que sobrevive al paso de los siglos.

Y probablemente el peor de todos los lugares destinados a confinar a los enfermos era Lazzaretto Vecchio. Los sepultureros reabrían periódicamente las fosas para arrojar nuevos cadáveres, lo que lleva a pensar a los antropólogos que la baja formación de los sepultureros reforzó su creencia en el vampirismo. La mayoría de ellos, traídos a la fuerza desde pueblos remotos, trajeron a Venecia y a otras regiones de Europa las viejas leyendas. Lo demás, es historia: Desde los vampiros que nacían de la peste hasta su resurrección literaria en pleno siglo XIX, el vampiro atravesó un proceso histórico de transformación que le llevó a convertirse en la figura más poderosa de la mitología rural. Porque el vampiro tradicional, que surge de las sombras del miedo supersticioso, poco o nada tiene que ver con su versión literaria y mucho menos la posterior cinematográfica. Un fenómeno desconcertante que construyó — o, mejor dicho, redimensionó — la maldad en algo mucho más inquietante y desconcertante. 

 — Lo mismo con los hombres lobos, zombies — prosigue M. — contagio a gran escala: mordidas, rasguños, fermentos, medicinas. 

La idea es muy antigua pero cuando la analizas de manera moderna, produce un poco de sobresalto. En el 2011, la película Contagio dirigida por Steven Soderbergh y protagonizada por un elenco multiestelar encabezado por Matt Damon, Kate Winslet, Laurence Fishburne, Marion Cotillard y Jude Law narra en un argumento coral, la propagación de una enfermedad mortal que, en pocos días, no sólo diezma a la población mundial sino que se convierte en una peligrosa amenaza a la supervivencia. Además, la película analiza la forma como Internet y los medios de comunicación, no sólo son capaces de construir una visión de la tragedia de considerable riesgo sino también aumentar el nivel de peligro de la situación general. Algo que también hizo la maravillosa Hijos de los hombres en el 2006, cuando Alfonso Cuarón hace un singular recorrido por los dolores y pesares de un mundo azotado por la infertilidad y en el que la capacidad de concebir es un bien preciado que debe conservarse a toda costa. El escenario se abre no sólo a las dimensiones de una tragedia biológica, sino a la durísima reflexión sobre el miedo, la identidad y el desarraigo contemporáneo.

—Se trata de ser conscientes de que podemos morir y que, a pesar de todas nuestras precauciones, no podemos evitarlo — dice M. — El futuro condenado por el mero hecho de existir. 

Miro a la calle al otro lado del cristal del restaurante en que me encuentro. La ciudad tiene su acostumbrado aspecto destartalado, sucio y un poco árido. La normalidad en medio de algo más inquietante, imposible de definir por las buenas. De modo que la gran pregunta, me digo mientras mi amigo sigue bromeando sobre el “algo” que cambiará el juego mundial, es quiénes somos en mitad de una situación inédita, agresiva, cada vez más peculiar.

¿Sobrevivientes, víctimas, testigos? No lo sé. Quizás no lo sepa de inmediato. Y eso es lo más inquietante de todo. 

 

#LecturaVirus

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La idea es extremadamente sencilla: leer un libro en estas dos semanas (mínimo) de parón escolar. Sin embargo, en uno de los países europeos con las tasas más altas de personas que no leen nunca o casi nunca (38%), el esfuerzo puede ser titánico. Para ello, pueden usar cualquier libro que tengan en casa o elegir uno en formato digital, la cosa es leer. 

Un ejemplo de cómo podría llevarse a cabo la tarea sería el siguiente: 

Identifique a su hijo, es ese ser que ahora pasa las veinticuatro horas en su casa. Hable con él (quizá tarde un poco, pero pronto comprenderá su idioma). Familiarícese con el nuevo habitante de su hogar: estudie su comportamiento, sus hábitos, sus intereses. Quizá encuentre algo peculiares sus gustos musicales: sí, lleva algún tiempo escuchando esas letras. ¿Ahora se explica esto o aquello? Bueno, todavía no es tarde para comentar con él unos cuantos detalles. 

Si se fija bien, su hijo viene dotado de un apéndice electrónico, se lo regaló usted en su primera comunión y se lo ha injertado él solito. ¿Es mejor que el que usted usa? ¡No sea envidioso! Con un poco de paciencia será suyo cuando le rompa la pantalla y necesite uno nuevo. Le aconsejaría limitar el uso del apéndice durante el parón escolar, verá la situación: millones de injertados, aburridos, en sus casas, lanzando bulos a diestro y siniestro, emitiendo directos para contar nada, publicando imágenes sobre lo feliz que es su vida de encierro en sus torres de marfil, mientras que ustedes luchan por cada metro cuadrado como en la costa de Normandía. 

Quizá se esté dando cuenta de que le dio un injerto con un poder de apropiación de su dueño que no calculó en su momento. Bueno, además de para leer, también puede aprovechar el confinamiento para enseñarle a usarlo con cabeza, pero esto segundo es opcional, estas instrucciones se centran en cómo hacer para que su hijo lea un libro en las dos semanas de excepción escolar forzosa. 

La idea es extremadamente sencilla: leer un libro en estas dos semanas (mínimo) de parón escolar.

Si usted lee, la cosa es extremadamente sencilla: háblele de sus escritores favoritos, de aquel libro que lo marcó en su infancia o adolescencia, aproveche para contarle cómo vivíamos entonces, cuando dejamos de ser recolectores y pasamos a ser cazadores. Háblele de las metáforas, del poder infinito de decir algo sin nombrarlo, de cómo se las apañan determinadas palabras para anudarte el estómago. Cuéntele que Werther estaba loco, que la vida en Macondo es maravillosa y que se puede recorrer en ochenta días. Sorpréndalo con todo lo que dio de sí aquel viaje debajo del agua, doscientas leguas nada menos, y cómo, cuando les escaseó la comida, tuvieron que racionar el pastel de piel de patata que aprendieron a hacer en Guernsey. Aproveche para recordar su luna de miel en Barataria, menuda ínsula, allá por 1984, cuando se quedaron encerrados en aquel túnel durante mil y una noches o, por qué no, háblele de su mili en el País Vasco, la patria, y de las historias del capitán de su tropa, que no era el hombre más honesto ni el más piadoso, pero era un hombre valiente, ese tal Alatriste. 

Si lo hace bien, si sus palabras salen de esa parte tan profunda de usted mismo que ni siquiera usted mismo se atreve a bucear en ella, verá cómo el apéndice comienza a separarse del cuerpo de su hijo lentamente, poco a poco, como suceden las cosas que merecen la pena en la vida, y le deja el hueco justo y necesario para que quepa un libro. 

Si usted no lee, no desespere, tendrá la inmensa suerte de, por vez primera y única en su vida, descubrir algo en el mismo preciso momento en que su hijo lo hace también. Vaya a esa estantería o cajón donde esperan, impacientes, los libros olvidados. Vea la portadas, lea las contraportadas, hojee rápidamente y caiga en la trampa del olor que ascenderá hasta sus fosas nasales. Déjese embriagar. Su hijo estará a su lado haciendo lo mismo. Elijan libremente, lean y comenten lo leído. Y eso, amigo mío, es maravilloso. 

 

La noche en que Sara Rubio, la mujer de Roberto Leal, se convirtió en protagonista de la gala de 'OT 2020'

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Roberto Leal y su mujer Sara Rubio.

Hasta el último momento no se supo cómo iba a gestarse la gala deOperación Triunfo del domingo 15 de marzo. Tras decretarse el estado de alarma en toda España para frenar el avance del coronavirus, no había muchas opciones. Quedarse en casa, o en la Academia en este caso, fue la elegida desde Gestmusic y Televisión española. Aunque lo surrealista no fue ver a los triunfitos hacer su número en el gimnasio donde ensayan habitualmente, lo que dio que hablar fue la imagen de Roberto Leal presentando desde el sofá de casa.

Pensar en la mujer del sevillano fue inevitable para los seguidores del talent show, que llenaron Twitter de bromas imaginándose cómo estaría llevando ese momento.

La periodista catalana de 35 años se encargó de responder la pregunta a través de su cuenta. Rubio siguió el programa desde plató (¿se puede llamar así al salón de una casa?) y compartió varias imágenes de la noche.

También Roberto Leal mostró una imagen de la visita de su chica al programa, algo que no se ha visto en las otras dos ediciones presentadas por el andaluz.

Sara Rubio y Roberto Leal están casados desde 2015 y son padres de una niña, Lola, nacida en julio de 2017

La boda se celebró en Madrid un 18 de septiembre, nueve meses después de la pedida de mano. “Le preparé una fiesta sorpresa a la que acudieron familia y amigos de Sevilla, Barcelona, Extremadura y Madrid. Lo primero que la sorprendió fue encontrarse con todo ellos porque te aseguro que no se esperaba nada. Lo siguiente, después de proyectar un vídeo muy chulo, fue hincarme de rodillas delante de todos (nadie lo sabía en ese bar) y le pedí matrimonio mientras dos amigos cantaban de fondo Love me tender, una canción de Elvis Presley con la que nos habíamos casado el verano pasado en Las Vegas. ¡Ni siquiera los que cantaban la canción sabían que era la excusa para ambientar la pedida! Fue muy bonito”, contó en una entrevista en Vanitatis.

Se habían conocido años antes cuando trabajaban juntos en Espejo Público (Antena 3): Roberto Leal fue copresentador entre 2011 y 2014 y Sara Rubio trabajó de reportera entre enero y agosto de 2012.

Tras esto pasó a ser reportera de Punto Pelota (Intereconomía), en 2013 fichó por laSexta y luego pasó a TVE. Actualmente trabaja como productora ejecutiva de Blondloyal producciones, responsable del programa Escala Sur, que conduce Roberto Leal en Canal Sur. 

Sara Rubio también se encargó este domingo de actualizar la cuenta de Instagram de Pepa, la chihuahua toy de la pareja, que también tuvo sus minutos de oro en la gala. Fue copresentadora del programa #OTYoMeQuedoEnCasa, que siguieron 1.863.000 espectadores y que logró un 12.7% de cuota de pantalla.

Marlaska reconoce que el cierre de las fronteras "es una posibilidad real"

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El ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, ha reconocido este lunes -en la Cadena Ser- que no descarta el cierre de fronteras, asunto que abordará esta mañana con sus homólogos europeos: “Es una posibilidad real”, ha reconocido Marlaska, quien ha concretado que “la única prioridad es garantizar la seguridad y la salud de los ciudadanos”.

El titular de Interior ha reiterado que el coronavirus no ha tocado aún su pico, por lo que “van a venir una o dos semanas difíciles”. Sin embargo, Marlaska ha valorado la actitud de la ciudadanía, que “ha tomado la dirección de ponerse junto a las autoridades para luchar contra el virus de manera solidaria”: “Ayer el tráfico se redujo más de un 60% en las entradas a Madrid”, ha resaltado el ministro del Interior.  

“El estado de alarma, que ya de por sí conlleva una limitación de derechos importante, siempre va dirigido a una finalidad legitima”, ha explicado Marlaska, quien ha puntualizado que en 15 días, cuando el Congreso deba dar su autorización para prorrogar la actual situación de alarma, “podría ser un buen omento para tomar medidas complementarias”. 

“Deber solidario”

Marlaska ha destacado también que sigue sin haber incidentes relevantes en el cumplimiento ciudadano del estado de alarma, con unos “términos de normalidad dentro de las circunstancias extraordinarias”: “Esto es un deber de solidaridad de unos con otros”, ha recalcado Marlaska, quien ha insistido en que “esta sociedad es solidaria y por eso las sanciones están siendo mínimas”. 

El titular de Interior ha puesto el foco también en la coordinación de las Fuerzas de Seguridad del Estado con las policías autonómicas. En este contexto, ha dejado claro que la Generalitat no va a dificultar la relación con los Mossos porque el grado de profesionalidad de la policía autonómica catalana es “altísimo”.  

“Confiar en las instituciones”

En cuanto al comunicado del rey Felipe VI, quien este domingo ha anunciando que renuncia a la herencia de su padre, Marlaska ha afirmado que “tiene una relevancia que a nadie se le escapa”.

“Dejemos que el caso, que está judicializado, se resuelva”, ha solicitado Marlaska, antes de resaltar que “el comunicado nos debe hacer confiar en las instituciones”.

Pepe Reina, alto y claro como pocas veces tras la frase de Clara Ponsatí: "Hace falta ser hp"

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El futbolista Pepe Reina.

El portero español Pepe Reina mostró en Twitter su enfado con la exconsejera catalana Clara Ponsatí y el expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont

Con más de 200 muertos por coronavirus en Madrid, Ponsatí, huida tras la declaración unilateral de independencia, respondió a una noticia en Twitter con uno de los lemas de la capital: “De Madrid al cielo”. Este mensaje y antes de que lo eliminara de la red social fue retuiteado por Puigdemont, tal y como se puede ver en las imágenes.

Políticos de todo el espectro ideológico mostraron su indignación con este mensaje. También lo hicieron deportistas, siendo Pepe Reina uno de los más críticos.

El guardameta internacional por España compartió el tuit de Inés Arrimadas con el pantallazo de la frase de Ponsatí y, en rojo, el retuit de Puigdemont. “Hace falta ser hp”, afirmó Reina.

Su mensaje lleva más de 4.700 retuits y 15.000 me gusta.

El enfado de Àngels Barceló tras lo que pudo ver en Madrid este domingo: "Insoportable"

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La periodista Àngels Barceló.

“Es imprescindible que entendamos la gravedad de la situación, la gravedad sanitaria y la gravedad económica”. La periodista Àngels Barceló ha reiterado (por enésima vez) -en su comentario Abandonar el yo, en la Cadena Ser- que “aquellos que siguen pensando que esto (el coronavirus) no va con ellos, ya han tenido más de 24 horas para concluir que esto si va con ellos, que esto va con todos”.

Así, Barcelo ha calificado de “insoportable” comprobar como este domingo “había gente tomándose el día como un día cualquiera, con el irresponsable placer de disfrutarlo con poca gente en las calles y nadie en las carreteras”.

“Esto es cosa de todos”, ha insistido la periodista, quien ha dejado claro que esto se trata de “solidaridad”, “de abandonar el yo y pensar en el nosotros”.

“Si nos quedamos en casa no contagiamos, así de sencillo”, ha sentenciado.  

Abandonar el yo

Primer día laborable bajo el estado de alarma en España. Aquellos que siguen pensando que esto no va con ellos, ya han tenido más de 24 horas para concluir que esto si va con ellos, que esto va con todos. Era insoportable ver como todavía ayer había gente tomándose el domingo como un domingo cualquiera, con el irresponsable placer de disfrutarlo con poca gente en las calles y nadie en las carreteras.

Esto es cosa de todos, de todos y cada uno de nosotros, y da igual dónde hayan nacido o dónde vivan, es cosa de todos. Les estoy hablando de solidaridad, les estoy hablando de abandonar el yo y pensar en el nosotros, les estoy hablando de responsabilidad social. Es imprescindible que entendamos la gravedad de la situación, la gravedad sanitaria y la gravedad económica.

Para la emergencia sanitaria se está trabajando sin descanso, en primera línea en los hospitales, con los pacientes, en los laboratorios, buscando medicamentos y vacunas, de nosotros depende la tranquilidad con la que los profesionales puedan trabajar. Si nos quedamos en casa no contagiamos, así de sencillo.

Para la emergencia económica urgen soluciones. La economía está prácticamente parada y es difícil predecir hasta cuando vamos a estar en esta situación. Urgen medidas para paliar el efecto sobre los trabajadores, las pequeñas empresas, los negocios. Esto también es prioritario.

Para lo que no hay espacio es para la mezquindad política, ni la partidista ni la nacionalista.

Y estén seguros que a nosotros nos van a tener aquí, este es nuestro compromiso, el compromiso de la radio con sus oyentes. Nos van a encontrar siempre que la enciendan, les informaremos, les contaremos, les entretendremos, les acompañaremos, haremos todo lo que esté en nuestra mano para que sientan que pasamos la cuarentena juntos, porque esto es lo que vamos a hacer, pasar el confinamiento con ustedes.

Y, por cierto, que la gravísima y excepcional situación que vivimos no nos oxide los reflejos para prestar atención a otras cosas. La decisión del rey de renunciar a la herencia de su padre, el rey emérito Juan Carlos, y privarle de la asignación que tiene fijada es de una gravedad y de una trascendencia que no puede quedar tapada por el coronavirus. 


Corea del Sur asombra al mundo con su técnica para controlar el coronavirus

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Un ciudadano de Corea del Sur

En tres semanas Corea del Sur ha pasado de ser el segundo país con más contagios de coronavirus a frenar exponencialmente las infecciones gracias a una respuesta que combina transparencia, nuevas tecnologías y ante todo una actitud responsable de instituciones y ciudadanos.

El país asiático, que el pasado 29 de febrero llegó a registrar 909 casos en un solo día, ha reportado este martes solo 74 nuevos contagios.

El presidente de la Sociedad de Epidemiología de Corea, Kim Dong-hyun, ha recalcado, al igual que han hecho muchos otros expertos, que aún es “prontísimo” para valorar si la respuesta surcoreana está siendo la correcta para frenar al coronavirus.

Reunión del Gobierno surcoreano

Sin embargo, todo apunta a que gracias a sus programas de prevención y mitigación el país está en condiciones de suavizar el impacto de un repunte importante de casos, si se produjese uno.

Su plan de acción puede servir de lección a países que ya están batallando plenamente con el coronavirus o que se están preparando para encararlo en las próximas semanas.

Responsabilidad de todos

Las autoridades surcoreanas prohibieron las grandes concentraciones, cerraron instituciones educativas y otros espacios públicos (parques, centros deportivos o centros de día) y cancelaron todas las grandes competiciones deportivas al poco de descubrirse el principal brote del país en torno a la ciudad de Daegu (sureste).

Por ejemplo, en Seúl, la mayor ciudad de Corea del Sur, con 9,7 millones de habitantes, se anunció el cierre de espacios públicos y se prohibieron manifestaciones en torno al 21 de febrero, cuando apenas se habían registrado poco más de 150 contagios en todo el país, que a día de hoy suma más de 8.000.

Cabe recordar que Corea del Sur solo ha impedido el acceso de aquellos ciudadanos procedentes de la provincia china de Hubei, el lugar donde se originó el virus, y que no ha aislado ninguna ciudad o región, incluyendo Daegu y la circundante provincia de Gyeongsang del Norte, principal foco del país y cuyos 5 millones de habitantes acumulan más de 7.200 contagios, el 87% del total nacional.

Ahí no se prohibió salir a la calle ni salir de la ciudad como en China, España o Italia

“Ahí no se prohibió salir a la calle ni salir de la ciudad como en China, España o Italia”, cuenta a la agencia Efe una mujer que pide ser solo identificada por el apellido Kim y cuya familia al completo se encuentra en Daegu.

“El ayuntamiento pidió a la gente el 20 de febrero, cuando apenas se descubrió el brote, que solo salieran de casa si era estrictamente necesario y eso ha hecho y sigue haciendo la inmensa mayoría de ciudadanos desde hace casi un mes ya”, afirma orgullosa.

Transparencia y mucha comunicación

El Centro de Control y Prevención de Enfermedades Contagiosas de Corea (KCDC) es ahora mismo una referencia gracias a la cantidad de información detallada que publica a diario con impecable puntualidad.

La gran cantidad de valiosos datos que ofrece ayudan a que los expertos y ciudadanos —que pueden sentirse así más reconfortados y menos desconcertados— puedan entender un poco mejor cada día cómo funciona este virus del que tantas cosas se desconocen aún.

Por su parte, el sistema de alertas nacionales para teléfonos móviles avisa a los habitantes de distritos o localidades cuando se ha detectado un caso en su zona y enlaza a información detallada sobre los últimos lugares por los que pasó el contagiado.

Esto no se hace para que la gente evite ir a esos sitios (que enseguida son exhaustivamente desinfectados) sino para que aquellos que los hayan visitado estén más alerta por si detectan síntomas.

Las instituciones en Corea del Sur también implementaron una concienciación muy temprana sobre prácticas higiénicas, uso de mascarillas, el teletrabajo, la necesidad de quedarse en casa si se tienen síntomas o la de aplicar el distanciamiento social: son mensajes omnipresentes en calles, transporte público o medios de comunicación.

Análisis estrictos

Corea del Sur ha sido junto con Baréin el país que más test está realizando (más de 5.370 por cada millón de habitantes), aunque conviene señalar que más del 70% de esos análisis se han hecho a miembros de la secta cristiana Shincheonji, que es el origen del foco de Daegu y constituye un grupo fácil de rastrear.

Uno de los centros habilitados para hacer test

Además de la capacidad para testar, en Corea del Sur está resultando muy importante el trabajo destinado a determinar quién debe o no someterse a una prueba para no malgastar los kits de análisis disponibles.

Aunque testar mucho cuando se localiza un brote grande ayuda a ganar tiempo (por ejemplo, para ir acondicionando sitios que puedan servir como instalaciones hospitalarias de apoyo para los casos con síntomas menos graves, como se ha hecho aquí), la mayoría de países no va a disponer de los recursos que tiene el Estado asiático.

En muchos sitios los test solo se podrán realizar sobre aquellos con síntomas graves, por lo que será absolutamente fundamental establecer un sistema (con agresivas campañas públicas de concienciación como las surcoreanas, por ejemplo) para asegurarse de que la gente que presente cuadros leves o no pertenezca a grupo de riesgo cumpla cuarentenas estrictas pese a no haber sido testado.

Apoyo tecnológico

El Gobierno surcoreano ha desarrollado dos aplicaciones para teléfonos para hacer un seguimiento de síntomas de gente que potencialmente podría estar infectada y podría propagar aún más el COVID-19.

Una es de uso obligatorio para aquellos que llegan a Corea del Sur de otras zonas de riesgo (actualmente, China, Hong Kong, Macao, Irán y prácticamente toda Europa), y obliga a responder un cuestionario diario sobre si hay o no síntomas; si los hay, se remite al usuario al sistema de atención telefónica que gestiona los test para que se haga uno.

La otra “app” simplemente alerta a funcionarios públicos cuando alguien que está en cuarentena por posible contagio sale de la zona de aislamiento, aunque la responsabilidad personal vuelve a ser fundamental en este caso, puesto que la descarga de esta aplicación no es obligatoria. 

Martín Caparrós: “Nos convencemos muy fácil de que así es el mundo, y el mundo es lo que podamos hacer con él”

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Martín Caparrós

El 5 de marzo de 2020, antes de que la Organización Mundial de la Salud declarara la pandemia global por el coronavirus, antes de que el Gobierno español decretera el estado de alarma y pusiera en cuarentena a todo el país, Martín Caparrós (Buenos Aires, 1957) publicó nuevo libro. Sinfín, una “ficción sin novela”, como describe su autor, sitúa al lector en 2070, en un ‘paraíso’ de nombre chino 天, pronunciado tsian y desarrollo turinés que, en resumidas cuentas, ofrece a la gente la inmortalidad a cambio de vivir para siempre aislados del resto del mundo. “Y yo que creí que había escrito una historia del futuro lejano…”, tuiteaba, hace unos días, el periodista y escritor argentino

Horas antes de que salga a las librerías Sinfín (editado por Literatura Random House), Martín Caparrós recibe a El HuffPost mientras termina de leer un artículo de The Atlantic, precisamente, sobre el coronavirus. “The official coronavirus numbers are wrong, and everybody knows it”, lee en voz alta. Caparrós no acaba de entender bien tanto pánico y tanta histeria con este virus cuando la malaria, por ejemplo, mata “a más de mil personas por día todos los días”. “La malaria, por supuesto, sólo ataca en los países pobres”, matiza.

¿Qué es una ficción sin novela, como describe Sinfín

Era un chiste interno conmigo mismo. Se habla tanto de las novelas sin ficción, lo que otros llaman crónica y que se supone que yo escribo de vez en cuando, que me dieron ganas de hacer lo contrario. Mi intento era hacer una ficción con el método y el mecanismo de una no ficción. Esto es una supuesta no ficción que narra hechos absolutamente trabajados, investigados y relevados que sucedieron en el 2070.

Tenía ganas de divertirme un poco con la estructura de la no ficción, aplicarla a algo que evidentemente tuviera que ser ficción. Al principio empecé con eso, haciendo una crónica de algo que no sucedió, y después me fue interesando más eso que no sucedió, me fui olvidando del chiste original y metiendo cada vez más en ese disparate que me estaba inventando.

El cuento de la criada, Black Mirror, Years and years, ahora Sinfín… Las distopías están en auge. ¿Son una forma de escapar de la realidad actual?

Yo no considero Sinfín una distopía. Los editores trataron de postularlo así y estoy dispuesto a discutirlo airadamente con ellos. Porque si se consigue una forma de no morir y seguir viviendo en un mundo que has elegido y te parece fantástico, es más una utopía que una distopía. Por supuesto que tiene su lado malo, y de eso va el libro, pero a priori no está nada mal. 

Con respecto a las series que me dices, tuve problemas el año pasado. Terminé el libro hace año y medio, pero por una serie de incidentes, tardó más de lo habitual en publicarse. Así que veía cosas parecidas que salían en la tele y me desesperaba, por supuesto. Decía: “Cuando llegue, todo este tema va a estar muy quemado”. Pero creo que lo que hacen las distopías es prolongar y exacerbar ciertos rasgos de la realidad; no creo que sean una fuga de la realidad, sino más bien todo lo contrario. Son una especie de internación brutal en los rasgos menos amables de esa realidad.

Martín Caparrós

En Sinfín habla de “vida más larga” —que recuerda al debate de la eutanasia—, habla de falta de sexo entre humanos en favor de sexo con máquinas —que recuerda al famoso Satisfyer—, habla de una vida virtual aspiracional, de “guerras religiosas y migraciones sin fin”. Parece que algunos elementos de Sinfín ya los estamos viviendo.

Sí. Sobre todo estos dos ejemplos primeros el debate de la eutanasia y el Satifyer aparecieron después [de escribir el libro], o sea, que la sintonía no falló del todo. Armamos futuros a partir de los presentes que vivimos, no hay otra manera. Algunos tratan de alejarse lo más posible. En mi caso, no. Yo intenté ver ciertos caminos posibles, no deseables en general, pero posibles. Todo el planteamiento, incluso lo que parece más delirante, tiene una base real. Lo de la transferencia de cerebros a ordenadores puede parecer chiflado, pero hay gente que está estudiando esas posibilidades en laboratorios con millones y millones de dólares. Están estos muchachos multimillonarios de la tecnología en Silicon Valley que tienen unas vidas estupendas y no quieren que se acaben, así que están poniendo mucho dinero para tratar de conseguirlo por los dos caminos que el libro plantea: están los cuerpistas, que tratan de conseguir cuerpos que duren y duren; y luego los otros, que tratan de averiguar cómo transferir nuestro ser a una máquina para que siga funcionando. Todo esto, curiosamente, existe, y es probable que en esa época [2070, en el libro] algo de esto haya pasado. Yo no lo voy a ver, así que nadie va a poder venir a decirme nada.

Casi todos queremos vivir más. Si no, sería difícil explicar el auge de las grandes religiones

¿Y qué hay del resto, de los que no trabajamos en Silicon Valley o no tenemos unas vidas tan estupendas?

También queremos vivir mucho más. O yo, por lo menos, a mí que me registren. Creo que casi todos lo queremos. Si no, sería difícil explicar el auge de las grandes religiones. Por eso existen el catolicismo, el islam y todo eso. Porque te ofrecían esa especie de deal, de negocio, según el cual si te portabas bien y seguías sus reglas y no hacías lo que te decían que no hicieras y hacías lo que te decían que hicieras, te iban a dar otra vida mejor que esta. Eso es lo más clásico y antiguo de la cultura humana. Todos querríamos vivir más; pero, por supuesto, los precios son variables y hay que ver qué precio estamos dispuestos a pagar para conseguirlo.

Este domingo es 8 de marzo.

Sí, pienso ir a la marcha con mi señora madre. Tengo muchas ganas de ir con ella. 

Me da un poco de nostalgia que el feminismo esté ocupando espacios que han dejado sin ocupar otros movimientos

¿El feminismo ha cambiado su vida, de alguna manera?

Supongo que sí, hace cuarenta y tantos años. Mi madre siempre fue feminista y me educaron en esa idea. Me educaron de izquierdas y según los primeros preceptos del feminismo, en los años 60. Y cuando entré a la facultad en París, en el 76, entré en un grupo feminista. Recién nos recordábamos que en el año 82, la escritora argentina María Moreno hizo una revista feminista que se llamaba Alfonsina. Ella era la directora y yo, la redactora jefa. Rosa Montana me llamaba.  

Más allá de que mi vida no ha cambiado mucho últimamente, sí me impresiona el poder que está tomando ahora [el feminismo]. Por un lado, me da gusto que por fin se realicen una cantidad de cosas. Pero, por otro, me da un poco de nostalgia que esté ocupando, con toda la justicia, espacios que han dejado sin ocupar movimientos sociales y políticos que en este momento están desbaratados. Insisto: creo que es absolutamente justo que tenga el poder que tiene. Ahora, me da un poco de pena que sea el único de los movimientos en la calle que tiene ese poder. Pero eso no tiene que ver con el feminismo, sino con el retraimiento de muchas otras corrientes que no saben muy bien para dónde ir.

Cuando ha empezado a decir “me da pena”, creía que iba a hablar de las luchas internas que está habiendo últimamente dentro del movimiento, especialmente en contra de las personas transgénero.

Creo que eso no es sólo el feminismo o las mujeres. Mira Podemos, quedan dos de los doce miembros originales. Hay algo patético en esa capacidad de dividirse que tienen los movimientos. 

La izquierda siempre ha sido más cuidadosa, pero ese cuidado les ha llevado a divisiones y divisiones

¿Es algo de la izquierda, cree?

Bueno, la derecha se junta. Quizás porque son menos principistas, digamos, les importa menos el detalle de los principios y, en ese sentido, son más ‘finalistas’. Van a lo que van, y lo demás no les importa, y si hay que juntarse con Vox, se juntan. En cambio, la izquierda siempre ha sido más cuidadosa, pero ese cuidado les ha llevado a divisiones y divisiones.  

Han pasado cinco años desde que publicó El hambre. ¿Ha cambiado algo desde entonces? ¿Las conclusiones seguirían siendo las mismas ahora?

Globalmente, no ha cambiado nada. Sin embargo, hace poco pasó algo en Argentina que me impresionó. Antes de que fuera presidente Alberto Fernández, tuve una conversación con él y le llevé el libro de El hambre. Y ahora, una de las primeras medidas que tomó su Gobierno fue iniciar una campaña contra el hambre en Argentina, y él dijo claramente que se había inspirado en el libro, y me invitó a la presentación de la campaña. Quizás es una tontería, pero compensa un poco la idea de que ese libro puede producir algún efecto en la realidad. Me da gusto pensar que algunas personas en Argentina están siendo atendidas de una forma que no lo eran hace seis meses. Cuando uno tiende a pensar que un libro no sirve para nada, que una vez cada tanto la vida te desmienta, está bueno.

“Probablemente, usted prefiera no leer este libro. Quizás yo haría lo mismo. Es mejor, en general, no saber quiénes son, ni cómo ni por qué”, decía sobre este ensayo. ¿Es fácil conciliar el sueño cuando se sabe quiénes, cómo y por qué son?

Aprendes a hacerlo, por supuesto. Yo lo tengo presente. Es raro que me olvide, aunque a veces me tome un poco el pelo como con este libro, Sinfín. Después, suelo caer en la tentación de volver a hacer crónicas dramáticas, porque me parece que hay alguna historia que lo merece.

Me llamó la atención que en una columna en El País Semanal era muy crítico con Amazon y con la obscenidad de la riqueza de su creador; curiosamente el primer resultado que me salió en Google al buscar El hambre me llevaba a la web de Amazon para comprarlo desde ahí. ¿Es inevitable caer en las contradicciones?

Sí, eso le dicen siempre a mi amigo Jordi Carrión, que escribió este librito que se llama Contra Amazon y se vende en Amazon. Están en todas partes, es muy impresionante. Esa columna era más sobre [Jeff] Bezos, por la idea de entronizar a un tipo que tiene 150.000 millones de dólares. Eso quiere decir que hay muchísima gente que no tiene lo que necesita. El dinero no es interminable. Si alguien tiene tanto es que hay muchos que no tienen. Es un tipo que aprovecha cada gramo de capitalismo para tener más y más y más. Debería ser la quintaesencia de lo detestable y, sin embargo, a la gente les parece espléndido. 

El dinero no es interminable. Si alguien tiene tanto es que hay muchos que no tienen

¿No es una utopía lo de la distribución justa de riquezas?

Lo es, lo es. Pero también era una utopía que las mujeres votaran o que un señor no fuera dueño de otro, o que no hubiera reyes. Todo era una utopía en algún momento. Lo que han conseguido las mujeres es muy fuerte. ¿Ahora a quién se le ocurriría pensar que una mujer no puede votar simplemente por ser mujer? Sería de psiquiátrico y, en cambio, hace menos de cien años parecía que así era el mundo. Nos convencemos muy fácil de que así es el mundo, y el mundo es lo que podamos hacer con él. El asunto es convencerse; no es que sea tan difícil. Pero se necesita a mucha gente convencida de que esto debería ser X o Y.

¿Entonces no hay mucha gente convencida para cambiar las cosas?

No. Sin ser para nada evidente, es lo que trato de poner en escena en Sinfín, el hecho de que ahora no tenemos un futuro deseable. Nuestra sociedad no se ha armado un modelo de futuro que querría y, por lo tanto, cada uno de nosotros trabajamos para nuestro futuro personal. En Sinfín cada uno acaba teniendo la muerte y la vida eterna que quiere, a condición de que esté solo y totalmente aislado de los demás. Y en ese caso lo consigue. Es curioso, porque no lo escribí para que fuera metáfora de nada, pero estos días, pensándolo, descubrí que es una metáfora barata de esto. Me parece que eso es lo que pasa. No hay suficiente gente que lo quiera porque no sabemos qué querríamos, porque no nos hemos armado todavía un nuevo modelo de cómo sería una sociedad con distribución más justa. La última vez que lo intentamos, hace cien años, salió mal. Ahora hace falta tiempo para rearmar un modelo que le interese a mucha gente. 

Portada de 'Sinfín'

En un artículo reciente señala que entre las noticias más vistas de los periódicos “no hay una sola sobre un tema seriamente político, ni una sola sobre otros países o sobre los cambios sociales, ni un análisis, ni un reportaje, ni una investigación. Quiero decir: nada de todo lo que podría enorgullecer a un periodista”. ¿Qué responsabilidad tiene el periodista en esto, qué responsabilidad tiene el editor en la decadencia de los medios y qué parte de responsabilidad tiene el propio lector?

Es la famosa disyuntiva del huevo y la gallina, porque, efectivamente, se retroalimentan ambos y se usan como justificación y como incentivo. Es tristísimo comprobar que hay una mayoría importante del público que quiere que le den basura. Seguramente no por su culpa, una vez más son víctimas de una sociedad que les enseña a disfrutar de eso, de una educación que no les enseña a disfrutar de otras cosas, y entonces buscan eso que a mí me parece una verdadera porquería: crímenes, farándula histérica, o listas de ‘los cinco más no sé qué’ o ‘los diez más no sé cuántos’, que por alguna razón tienen mucho éxito. Es penoso y triste que el público busque eso y, al mismo tiempo, es un poco lamentable que muchos editores y/o periodistas estén tan dispuestos a satisfacerlo. Hay un problema de responsabilidad individual con el cual es difícil meterse, porque es muy fácil responder: ‘Bueno, es lo que me piden, si no hago esto me quedo sin trabajo’. Y es cierto, pero también es cierto que cada cual elige qué hacer con su vida. Yo puedo elegir mantener un trabajo a costa de hacer algo que no me parece muy bonito, que lamentablemente es lo que hace el 80 o 90% de la población: entrega 8 horas de su día a hacer un trabajo que no le interesa o no le gusta o no le importa. Un periodista también puede hacer eso. O puede negarse a hacerlo y buscarse la vida. Es difícil, porque llegan las cuentas a fin de mes y estás jodido. Pero es una opción. Yo sé cuál es la que me gusta, pero no juzgaría a nadie por hacer lo otro. Sí me gustan más los que hacen lo que les gusta.  

El 90% de la población entrega 8 horas a hacer un trabajo que no le interesa o no le gusta o no le importa. Un periodista también puede hacer eso. O puede negarse y buscarse la vida

¿Es muy difícil ganarse la vida como periodista ‘libre’ a día de hoy? 

Hay que buscarse la vida, qué sé yo. Una vez terminé dándome cuenta de que hasta los cuarentaitantos nunca había trabajado más de un año en el mismo lugar. Me fui de muchos lugares, no me gustan los lugares que no me gustan. Soy demasiado impaciente y pretencioso como para pensar que pierdo el tiempo. Pero hubo épocas en que no tenía un céntimo, en que sólo comía mortadela, aunque aquí la mortadela no parece tan patética. En Argentina es el fiambre más barato, es lo más patético. Hay que tener ganas, cierta convicción en su sentido más literal, cierto convencimiento de que hay algo que uno realmente quiere hacer y que vale la pena complicarse un poco la vida para poder hacerlo. Pero hay muchas personas a las que les falta este convencimiento. Están dispuestas a hacer lo que haya que hacer. E insisto, me parece bien. En cambio, hay personas que sí tienen ese convencimiento de que lo que quieren hacer es tal cosa. Si esos no lo hacen es más triste, porque les crea un conflicto y una frustración mucho más fuertes. Ahí sí que es una lástima.

Aunque no viva en Argentina sigue muy vinculado a su país y escribiendo mucho sobre él.

Sí, sigo teniendo mucho que ver. Hablo y escribo en argentino. Podría no hablar más en argentino. Es una tontería, pero me hace gracia porque cuando hablo otros idiomas, trabajo mucho por pronunciarlos bien y sacar un buen acento. En cambio, en castellano nunca hice el menor esfuerzo por no hablar en argentino. Mi idioma es ese. Soy argentino, de eso no tengo ninguna duda. Soy un poco español también, pero mucho menos. También está claro que una de las cosas más argentinas que un argentino puede hacer es no vivir en Argentina.

Una de las cosas más argentinas que un argentino puede hacer es no vivir en Argentina

¿Hay que esforzarse por mantener o por perder un acento?  

No, yo no me esfuerzo por mantenerlo, pero tampoco trabajo por hablar en castellano. Con el inglés, el italiano o el francés, trabajo. Cuando estoy allí, me esfuerzo, repito cosas. Trabajo mucho por hablar bien los idiomas que hablo. Podría haber hecho lo mismo con el español, pero no quiero. Me parezco un farsante, un mentiroso, cuando hablo con acento español.

En Otro triunfo latino, una columna publicada en El New York Times, reflexiona sobre la ‘latinidad’ y los estereotipos a raíz del espectáculo de Jennifer Lopez y Shakira en la Super Bowl. ¿Qué piensa la gente cuando oye la palabra ‘latino’?

Es curioso la deriva de esa palabra. La primera vez que se escribió la palabra ‘latinoamericano’ fue en el 1800 y pico, fue un colombiano que vivía en París. Los franceses adoptaron la palabra con mucho entusiasmo porque eso les incluía dentro de lo que hasta entonces había sido ‘hispanoamericano’. Y a muchos intelectuales de América también les gustó, porque en ese momento les interesaba sonar lo menos español posible. Me hacía gracia que eligieran la palabra ‘latino’, que remite al Lazio, a la zona de Roma, a la potencia que los invadió a todos ellos. Era una especie de sumisión a aquellos imperialistas de siglos antes. 

Entonces la palabra se difundió, poco a poco se fue decantando y perdiendo el ‘americano’, y quedó ‘latino’, que ahora denomina sobre todo a un señor o a una señora más o menos morenos, más o menos tropicales, más o menos maleducados, más o menos flamígeros. Terminó designando algo infinitamente alejado de la voluntad de aquellos que crearon el término. Me parece superinteresante cómo se les escapó y terminó en las nalgas de JLo.

Cuando alguien dice ‘latino’ no piensa en un peruano, piensa en un caribeño pasado por el Bronx. Es un error, obviamente, todo es un error, pero ese es el contenido que tomó la palabra. Esos ‘latinos’ no son la mayoría, pero sí los más visibles, los que más ruido hacen, a los que más ganas dan de mirar, puede ser.

Bingo en los balcones y clase de gimnasia: las genialidades de una urbanización de Sevilla para amenizar la cuarentena

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Aquí sí hay quien viva. Los vecinos de la urbanización Hábitat Bulevar de Mairena del Aljarafe (Sevilla) han alcanzado la fama en Twitter gracias a los vídeos que se han viralizado de cómo están pasando la cuarentena por el coronavirus. 

Este sábado uno de los vecinos, tras ver la que había montada en los supermercados, tuvo la idea de ayudar a desconectar a su comunidad proponiendo a través del grupo de WhatsApp de propietarios una clase de gimnasia, como contó a Nius.

Él se plantó en el medio del patio y los demás seguían sus instrucciones desde los balcones y terrazas. 

Horas después comenzó a circular otro vídeo grabado en la misma urbanización en el que, muy bien organizados, los vecinos echaban la tarde jugando al bingo a gritos.

En muchos lugares de España son muchos los que están tirando de ingenio y se han montado discotecas en el balcón, se han puesto a jugar al pádel de ventana en ventana o al veo-veo. Estos son algunos ejemplos:

Notes al voltant del coronavirus

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Aquest article també està disponible en castellà.

 

  1. ¿Per quins set sous a Itàlia, a l’Estat espanyol, a d’altres països europeus, consideraven que el coronavirus es comportaria de manera diferent a Europa que a la Xina i, per tant, no calia prendre nota ni aprendre del que allà havia passat; per exemple, de la fugida incívica de força part de la població de les zones més afectades cap al sud? Racisme pur, podries pensar, si no fos que l’Estat espanyol va considerar que Itàlia era un país igual de llunyà i no era tampoc un avançament ni un model del que passaria amb la progressió del coronavirus. ¿Xovinisme?
  2. El restaurant xinès de sota de casa meva, dilluns o dimarts ja van tancar. Com tants i tants comerços xinesos. És a dir, es van avançar gairebé una setmana a algunes de les mesures que ha pres el govern central. De moment, no s’han vist manifestacions de racisme (ni de temor, en comprovar en mans de qui estan) per part de la població xinesa.
  3. Xina ja ha enviat un enorme avió carregat d’útils i d’equips sanitaris a Itàlia (cap país d’Europa li n’ha enviat cap ni un a pesar de les demandes que n’ha fet), i s’ha ofert també a ajudar l’Estat espanyol. Esfereeix que això ho faci una govern autoritari, dictatorial i antidemocràtic.
  4. ¿És raonable decidir un dimecres que es tancaran les escoles però no fins dilluns que ve? A Catalunya va passar; finalment van tancar divendres.
  5. Dissabte 14 vaig a comprar. A la botiga que vaig, ho han organitzat perfectament: la cua es fa al carrer, la dependenta que l’organitza fa guardar la distància deguda entre les persones, no deixen entrar més de deu compradores o compradors alhora (és una botiga gran). A la cua hi ha una animada tertúlia sobre com de malament estan organitzades les cues a d’altres establiments del ram i supermercats del barri.
  6. Un cop a dins, a les prestatgeries hi ha grans forats. La línia entre el que és realment important i bàsic i el que no és clara; per exemple, no hi ha oli, ni arròs, escasseja la pasta (la dèria pel paper de vàter, mereixeria un article a part), però, per exemple, hi ha ampolles de vi per donar i per vendre i gelats de tots els colors i gustos. La gent que compra, doncs, no s’ha begut l’enteniment.
  7. És possible que la població a partir d’ara es renti més bé les mans i més sovint. Dubto que serveixi per fer les cues millor i més esponjades; dubto que sigui útil per establir maneres de saludar més sanitoses i menys invasives.
  8. També dubto —per molt que hi hagi gent a qui entusiasmi dir, de vegades de manera una mica ofensiva, que cada crisi és una oportunitat— que s’aprengui res de la pandèmia que estem passant. La crisi econòmica del 2008 no ha servit de res, o almenys no ha servit per prendre cap mesura a favor de la gent i no del capital financer. ¿Veurem desretallades en la salut pública?; ¿algú posarà fre a la despesa desbocada en sanitat privada que a dreta llei hauria d’anar a la pública?
  9. No és que ministres, governants i tropa política en general siguin població de risc o un grup més procliu al coronavirus, és que els fan les proves. Sembla que visquin a Corea del Sud.
  10. El virus s’ha aliat amb les àvies més o menys en bon estat cuidadores de criatures: ja no els porten indiscriminadament la canalla; per contra, s’acarnissa amb les àvies i dones de més de seixanta-cinc anys que cuiden mares i pares. Un grup de risc que s’ha menystingut, com si el virus es limités a contribuir elegantment a la selecció natural.
  11. La gent, especialment les dones, s’organitza per tenir cura de la canalla. ¿Algú farà el recompte de quantes iniciatives masculines hi està havent en aquesta imprescindible i ineludible tasca? Si davant d’una catàstrofe i una emergència com la que estem vivint, no n’hi ha o n’hi ha poques, vol dir que no s’hi posaran mai. Que sempre trobaran que no els toca.
  12. Efectivament, és perfectament viable viure sense futbol.
  13. Quan passi aquesta crisi, estaria bé que es prohibissin expressions buides, patètiques i grandiloqüents com «Farem el que calgui, on calgui i quan calgui».
  14. El president Torra en un rapte d’astúcia ha intentat assolir la independència per la via del confinament (de manera no unilateral, per cert). Pedro Sánchez, per contra i sense cap astúcia (no li cal per a res), ha decretat una recentralització que fa tuf a 155.

El tremendo enfado de una vecina de Huesca con unos turistas: "Dais vergüenza. Sois los españoles que dais asco"

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Vecina de Alquézar.

Por muchos mensajes del Gobierno, anuncios de televisión y campañas de actores, cantantes o deportistas de quedarse en casa y no salir a la calle, parece que hay gente que se sigue resistiendo a cumplir las normas saltándose así la cuarentena.

Durante este domingo se ha difundido un vídeo de poco más de un minuto grabado por una vecina de Alquézar, una pequeña localidad de la provincia de Huesca, que abronca a unos turistas. 

En las imágenes aparece una decena de personas recorriendo las calles cuando la vecina comienza a recriminarles su actitud: ”¿Habláis español, no? ¿Y no entendéis lo de quedaros en casa? Venís a un pueblo donde la mayoría de la población tiene 90 años o más... ¿A qué, a cargároslos?”.

“Es una vergüenza que seáis tan irresponsables, ¿no lo pensáis de verdad? Estamos todos los vecinos cagados de miedo y Huesca es una de las provincias con menos contagiados”, ha proseguido la vecina.

Además, ha terminado de forma muy seria: “Dais vergüenza y sois los españoles que dais asco. Quedaos en vuestra puta casa, eso es lo que tenéis que hacer. Vergüenza dais”.

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