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La Antártida supera los 20 grados por primera vez en la historia

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Malas noticias. La Antártida ha superado por primera vez los 20º centígrados desde que hay registros. Así lo ha confirmado la AFP después de que un equipo de científicos brasileños alertasen de que se han alcanzado los 20,75º en la isla de Seymur. 

Ocurrió el pasado 9 de febrero y, aunque la Organización Meteorológica Mundial tiene que contrastar las mediciones, ya se considera comprobado que el continente se calienta a un ritmo superior al resto del planeta.  

Según recoge The Guardian, el dato preocupa por ser esta región la principal reserva de hielo y de agua dulce del planeta.  

La temperatura más baja jamás registrada en la Antártida, y en cualquier parte de la Tierra, fue en la estación rusa Vostok, cuando las temperaturas cayeron a -89.2C el 21 de julio de 1983.

 

 

Borràs renuncia a declarar voluntariamente ante el Supremo

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Laura Borràs: “ERC es un cómplice pasivo de la situación de Torra”

Laura Borràs, portavoz de Junts per Catalunya en el Congreso de los Diputados, ha anunciado vía Twitter que no aceptará el ofrecimiento del Tribunal Supremo para comparecer voluntariamente como imputada de la causa abierta en su contra por la fragmentación de contratos mientras estuvo al frente de la Institució de les Lletres Catalanes (ILC) entre 2013 y 2018. 

Ha señalado que la causa no existiría si no fuese una “independentista conocida” y cree que su caso está vinculado al del procés. 

El magistrado le ofreció la posibilidad de comparecer este viernes para prestar declaración y justificar los hechos, pero ella ha ignorado el ofrecimiento y dice sentirse muy orgullosa del trabajo realizado al frente de ILC.  

 

 

 

La llamativa pregunta de Mónica Naranjo que da que hablar en 'La isla de las tentaciones'

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Mónica Naranjo en 'La Isla de las tentaciones'.

La isla de las tentaciones, el exitoso programa presentado por Mónica Naranjo en Telecinco, ha vivido este jueves su gran día. El reality de Mediaset ha reunido seis meses después a los grandes protagonistas del show televisivo que ha roto los audímetros. 

Los primeros en pasar por el mal trago han sido Ismael y Andrea, que dejaron su relación después de que ella intimase con Óscar, persona con la que se fue de la mano. Y con la sigue unida después del programa. 

Ismael ha contado que fuera del programa conoció a otra Andrea, una de las tentadoras, pero la cosa no llegó a cuajar. “Tuvimos que dejarlo”, ha dicho Ismael después de ver el vídeo de la otra Andrea diciendo que quiere retomar el contacto con ella. Vaya lío de Andreas. 

Pero lo más llamativo ha sido la pregunta que le ha hecho Mónica Naranjo. La presentadora ha querido saber, de forma sutil, si Ismael y Andrea habían mantenido relaciones sexuales. 

″¿Habéis llegado a intimar?”, ha preguntado Naranjo. Ismael ha respondido que sí, que “de todas las maneras posibles”. 

 

En Twitter, la frase ha generado mucho cachondeo. 

La confesión de Susana en 'La isla de las tentaciones': desvela la frase que lo cambió todo

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Susana en 'La isla de las tentaciones'.

Susana se ha convertido en una de las participantes más queridas de La isla de las tentaciones. La ganadora de Gran Hermano ha explicado que se siente bien porque ha dado un paso muy importante en su vida tras romper con Gonzalo en al finalizar el show

La televisiva ha afirmado que fue todo “súper mal” y que no mantiene ningún tipo de relación con Gonzalo seis meses después de la isla. 

La participante ha contado que Gonzalo le mandaba mensajes después de la ruptura “bonitos” y “nada bonitos”. Susana ha aprovechado su charla con Mónica Naranjo para hacerle una confesión: de no ser por ella no hubiese dado el paso de dejar a Gonzalo. 

“Si no me hubieses preguntado si estaba enamorada no lo hubiese dejado”, ha señalado Susana. “Ahora estoy feliz porque he dado el paso. Estoy dedicándome el tiempo que me merecía”, ha señalado. 

Después, ha afirmado que no ha visto a Gonzalo desde que se despidieron hace seis meses y que no le importaría volver a verlo. Pero finalmente, Gonzalo ha decidido no presentarse ante Susana y se ha manifestado a través de una carta en la que ha recordado sus mejores momentos junto a su expareja. 

El gesto de Gonzalo con Susana en la final de 'La isla de las tentaciones' que impacta en redes

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Susana y Gonzalo

Susana Molina y Gonzalo Montoya han sido una de las parejas que más juego ha dado dentro de La isla de las tentaciones

Los participantes se enamoraron en Gran Hermano y se han desenamorado —ella principalmente— en el programa de Mónica Naranjo. Susana se despidió de la isla dejando a Gonzalo por su comportamiento y por sus comentarios sobre ella dentro del programa. 

En la última hoguera, Susana dio el paso y terminó su relación con Gonzalo tras más de seis años de noviazgo. Ahora, seis meses después, ha sido ella la que ha charlado con Mónica Naranjo sobre su situación actual. 

Susana ha desvelado que, tras la ruptura, abandonó la casa que compartía con Gonzalo. Por su parte, el participante sevillano ha decidido no presentarse en el programa especial tras la isla y se ha expresado en una emotiva carta. 

En la misiva, Gonzalo se ha desnudado emocionalmente y ha expresado lo que siente tras la ruptura con Susana. El participante ha asegurado que está roto de dolor y que echa de menos los pequeños momentos que ha vivido junto a Susana en todos estos años. 

En redes, los espectadores han cambiado parte de su opinión con respecto a Gonzalo y han mostrado su emoción al escuchar la carta.  

Lo que hizo Fani con Christofer al salir de 'La isla de las tentaciones': así está ahora su relación

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Estefanía en la final de 'La isla de las tentaciones'.

¡POR FIN! Fani y Christofer se han vuelto a encontrar tras su paso por La isla de las tentaciones. Si hay una pareja que tiene la culpa del éxito del programa de Mónica Naranjo son ellos dos. 

Estefanía se dejó llevar y llegó a intimar con Rubén. Christofer, al ver a su pareja besándose con otro, protagonizó uno de los momentos que pasará a la historia de la televisión: su ya mítico “Estefaníaaaaa”.

Christofer abandonó la isla y rompió su relación con Fani, que quiso intentarlo con Rubén. Pero en la hoguera final todo cambió y Rubén dejó plantada a Fani, que abandonó el programa sola. 

Ahora, seis meses después, la pareja se ha vuelto a encontrar en el especial que ha emitido este jueves Telecinco. 

La primera en aparecer ha sido Fani. “Es remover todo lo que he vivido”, ha señalado antes de ver cómo ha sido su paso por la isla. Sobre su mejor momento en el show, la participante ha afirmado que fueron las 24 horas que pasó con Rubén al final del programa.

Ahora, seis meses después, ha confesado entre lágrimas que no sabe nada de la persona por la que dejó a Christofer: “Se portó tan mal conmigo. Me dejó sola”. “Caí en la tentación pero bien”, ha asegurado.

Después, Fani y Rubén se han encontrado y han podido hablar de lo ocurrido en la isla. “Qué fuerte”, ha repetido ella en varias ocasiones. Después de varios reproches y de varios intercambios de miradas, Rubén se ha disculpado con Fani. Ella ha aceptado y se han abrazado. 

Y como colofón al programa ha aparecido Christofer. “Estoy bien y estoy feliz. Llegué a mi casa, necesitaba estar sola y analizar todo. Me di cuenta de que echaba mucho de menos a Christofer. Empecé a llamarle. A escribirle. Le pedí perdón”, ha contado Fani. 

Y ha soltado la bomba: Christofer la ha perdonado y han vuelto como pareja. Al encontrarse, se han besado y parece que todo ha vuelto a la normalidad. “A día de hoy estoy muy feliz. Pasada la isla tuvimos una conversación y creo que se dio cuenta de su fallo y de lo mucho que estaba arrepentida y de quién es el amor de su vida”, ha explicado Christofer.

Fani le ha pedido perdón delante de toda España. 

De mujeres atrapadas en abusos del matrimonio a homenajes a la infancia recomiendan leer los libreros

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Los libros sugeridos este mes de febrero los firman Sofia Tolstaia, Cristina Sánchez-Andrade, Ruht Lillegraven, Giosuè Calaciura, Elena Garro y Jonathan Garnier / Rony Hotin

Una declaración de principios: 'Los testamentos' de Margaret Atwood

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La escritora Margaret Atwood. 

Este artículo también está disponible en catalán.

 

La esperada publicación de Los testamentos de Margaret Atwood (traducción de Eugenia Vázquez Nacarino. Barcelona: Salamandra, 2019), secuela —digamos— de la uteral y esencial The Handmaid’s Tale (1985), ha suscitado básicamente dos tipos de comentarios. Por un lado, los comentarios ditirámbicos y simples —sospecho que prelectura— que alimentan la faja del libro. Por otro, los que afirman (se han puesto de moda y son una plaga) que la novela no está a la altura ni de Margaret Atwood ni de El cuento de la criada (1987).

No es cierto. Los testamentos es una obra solidísima y perfectamente válida por sí misma. Buenísima, lúcida, irónica, inteligente, te agarra por el cogote y te deja sin respiro hasta que te has leído las más de quinientas páginas. Puede leerse, además, autónomamente.

Se inicia quince años después del final de El cuento de la criada; retoma un montón de hilos y ata cabos con gracia y maña. Trenzada con maestría con las voces de tres protagonistas muy diferentes. No revelaré ningún secreto si digo que una de las voces narradoras es la de la cruel, siniestra y aterradora Tía Lidia. Las otras dos explican el mundo monstruoso de Gilead; una, desde dentro (y con regusto de nieta de la plaza de Mayo argentina); otra, desde fuera, desde la libertad de Canadá.

Cuando emprendió la tarea, Atwood no estaba segura de poder escribir una secuela de El cuento de la criada a pesar de que las fans hacía décadas que lo reclamaban.

Lo que pedían era una continuación en la voz de Offred [en inglés, «Offred»; es decir, «Ofrecida»], cosa que no hubiera podido hacer. Puedes escalar el Empire State Building con las manos desnudas una vez. Si lo intentas de nuevo, te caes. Fue algo increíblemente improbable la primera vez. Esa voz estaba allí. La voz dijo lo suyo. No hay nada que realmente puedas agregar en su voz.

En los Agradecimientos de Los testamentos, hay una pista que me obligó a ir a la Introducción que la propia Atwood hizo en 2017 para la enésima edición de El cuento de la criada.

Una de mis normas consistía en no incluir en el libro ningún suceso que no hubiera ocurrido ya en lo que James Joyce llamaba la «pesadilla» de la historia, así como ningún aparato tecnológico que no estuviera disponible. Nada de cachivaches imaginarios, ni leyes imaginarias, ni atrocidades imaginarias. Dios está en los detalles, dicen. El diablo también.

En esta misma Introducción, lo ejemplifica con algunos detalles; son secundarios pero relevantes.

Las vestiduras recatadas de las mujeres en Gilead proceden de la iconografía religiosa occidental: las Esposas llevan el azul de la pureza, de la Virgen María; las Criadas van de rojo por la sangre del alumbramiento, pero también por María Magdalena. Además, el rojo es más fácil de ver si te da por huir. Muchos regímenes totalitarios han recurrido a la vestimenta —tanto prohibiendo unas prendas como obligando a usar otras— para identificar y controlar a las personas —pensemos en las estrellas amarillas, y en el morado de los romanos—, y en muchos casos se han escudado en la religión para gobernar. Así es mucho más fácil señalar a los herejes.

Axioma que, tanto la serie de televisión como Los testamentos, ha respetado y aplicado con esmero y conocimiento de causa: no aparece nada que no haya ocurrido en la historia de la humanidad. El axioma es también un exponente de la honradez, el rigor y el feminismo de la autora en el momento de afrontar las dos novelas y la serie.

Dos apuntes. Los testamentos no vaga sólo por esos mundos, ni nace huérfano de tradición y no sólo por la existencia de El cuento de la criada y de la serie. Por ejemplo, en 1984, sólo un año antes de El cuento de la criada, Suzette Haden Elgin inició con Lengua materna una trilogía de ciencia-ficción que completó con La Rosa de Judas (publicada originalmente en 1987) y la aún no traducida Earthsong (1993). La trilogía también narra un futuro distópico, una pura pesadilla en que las mujeres no tienen ningún derecho. Atwood y Elgin coinciden asimismo en incluir observaciones externas; por ejemplo, congresos que posteriormente analizan los hechos sucedidos e indagan sobre ellos.

El axioma es también un exponente de la honradez, el rigor y el feminismo de la autora en el momento de afrontar las dos novelas y la serie.

Margaret Atwood tampoco está sola. Un libro reciente de Jeanette Winterson de expresivo título, Frankissstein (2019), investiga entre otras cosas sobre robots; sobre la humanización de robots y la deshumanización de las personas; sobre las relaciones entre personas y robots. A veces, a partir de robots sexuales; es decir, de forma bien cruda, sarcástica y aterradora. (No es la primera vez que Winterson habla de ello; pienso, por ejemplo, en los cuatro cuentos de otro libro suyo, Planeta azul, traducido en 2008.)

Los robots (o más bien las robots), la pornografía y la distopía ocasionan que la obra de Winterson entronque directamente con otro libro de Atwood, Por último, el corazón (2016). La autora anuncia y denuncia —también Winterson— como el machismo, si nos descuidamos, teñirá con auténtico horror un futuro lleno de «inteligencia» artificial, así como las nuevas herramientas, artilugios y artefactos. Es decir, la desgracia y el peligro de que las mujeres se dediquen poco a ello, que impere el androcentrismo.

Tanto Atwood como Winterson lo plantean con sentido del humor (una cosa no quita la otra) pero también sin rodeos, con claridad y lucidez, y plantean una crítica descarnada y rotunda al machismo. Quizás a causa de esta contundencia, un crítico, Robert Saladrigas, escribía una crítica negativa de Por último, el corazón (que, en cierto modo, enlaza con la moda de subestimar Los testamentos a que me refería al principio del artículo). De entrada Saladrigas decía que no entendía el título. Bien, como en tantas y tantas ocasiones, es una expresión, un sintagma, presente en el libro. Cuestión aclarada. Postula que le sobran ocurrencias disparatadas. Si se refiere a la producción y exportación de robots, la realidad en este momento (las muñecas inflables lo anunciaron) va más allá ya de los espantos y los delirios misóginos imaginados por Atwood y Winterson en sus antiutopías.

 


Una declaració de principis: 'Los testamentos' de Margaret Atwood

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Margaret Atwood.

Aquest article també està disponible en castellà.

 

L’esperada publicació de Los testamentos de Margaret Atwood (traducció d’Eugenia Vázquez Nacarino. Barcelona: Salamandra, 2019), seqüela —diguem-ne— de la uteral i essencial The Handmaid’s Tale (1985), ha suscitat bàsicament dos tipus de comentaris. D’una banda, els ditiràmbics i simples —sospito que prelectura— que alimenten la faixa del llibre. De l’altra, els que afirmen (s’han posat de moda i són una plaga) que la novel.la no està a l’alçària ni de Margaret Atwood ni d’El conte de la Serventa, 2018. (Sí, sí, trenta-tres anys han hagut de passar abans que es publiqués en català. I sí, han posat Serventa en majúscula; i, sí, no van gosar usar la paraula minyona al títol.) 

No és cert. Los testamentos és una obra solidíssima i perfectament vàlida per si mateixa. Boníssima, lúcida, irònica, intel.ligent, t’agafa pel ganyot i no et deixa respirar fins que t’has llegit les més de cinc-centes pàgines. Pot llegir-se, a més, autònomament. 

Comença quinze anys després de l’acabament d’El conte de la Serventa; en recull un munt de fils i lliga caps trenats amb mestria amb les veus de tres protagonistes ben diferents. No revelaré cap secret si dic que una de les veus narradores és la de la cruel, sinistra i esfereïdora Tia Lídia. Les altres dues expliquen el monstruós Galaad; l’una, des de dins (i amb regust de neta de la plaça de Mayo argentina); l’altra, des de fora, des de la llibertat del Canadà. 

Quan s’hi va posar, Atwood no estava segura de poder escriure una seqüela d’El conte de la Serventa malgrat que les fans feia dècades que l’hi demanaven.

El que volien era una continuació de la veu de la Defred [en anglès, «Offred»; és a dir, «Oferta»] cosa que no hauria pogut fer. Pots pujar l’Empire State Building a pèl una vegada. Quan ho tornis a provar, cauràs: ja era molt improbable que ho fessis el primer cop. Jo tenia aquella veu i va dir el que havia de dir. No hi ha res més a afegir. 

Als Agraïments de Los testamentos hi ha una pista cabdal que em va fer anar a la Introducció que la mateixa Atwood va fer el 2017 per a l’enèsima edició d’El conte de la Serventa.

Una de les normes que em vaig imposar va ser que al llibre no hi inclouria cap esdeveniment que no hagués succeït en el que James Joyce va anomenar el «malson» de la història, ni cap mecanisme que no tinguéssim a l’abast: cap artefacte imaginari, cap llei imaginària, cap atrocitat imaginària. Diuen que la complexitat resideix en els matisos; la veracitat, també.

A la mateixa Introducció, ho exemplifica amb alguns detalls. Secundaris però rellevants.

Els vestits decorosos que porten les dones de Galaad estan inspirats en la iconografia religiosa d’Occident: les Mullers vesteixen el blau de la puresa, com la Mare de Déu, mentre que les Serventes vesteixen de vermell, per la sang del part però també per Maria Magdalena; d’altra banda, el vermell és més fàcil de veure en cas de fuga. [...] Haig de confessar que la mena de còfies que els oculten la cara estan inspirades no només en la moda victoriana i en les toques de les monges, sinó també en un pot de detergent de la dècada del 1940 de la marca Old Dutch on apareixia una dona amb la cara coberta que de petita em feia por [la literatura es nodreix de moltes i insòlites fonts]. Molts totalitarismes s’han servit de la indumentària, tant en forma de prohibició com d’obligació, per identificar les persones i tenir-les controlades —pensem per exemple en les estrelles grogues o en el porpra de l’antiga Roma—, i molts han governat des de darrere d’una façana de religiositat. Això facilita molt la creació d’heretgies.

Axioma que, aplicat amb cura i coneixement de causa, ha respectat tant la sèrie de televisió com Los testamentos: no hi apareix res que no hagi passat en la història de la humanitat. L’axioma és també un exponent de l’honradesa, el rigor i el feminisme de l’autora a l’hora d’afrontar totes dues novel.les i la sèrie.

Dos apunts. Los testamentos no està sol, ni orfe de tradició, i no tan sols per l’existència  d’El conte de la Serventa i la sèrie. Per exemple, el 1984, només un any abans d’El conte de la Serventa, Suzette Haden Elgin va encetar amb Lengua materna una trilogia de ciència-ficció que es va completar amb La Rosa de Judas (publicada originalment el 1987) i l’encara no traduïda Earthsong (1993). La trilogia també narra un futur distòpic, un pur malson en què les dones no tenen cap dret. Atwood i Elgin coincideixen a incloure-hi observacions externes; per exemple, congressos que posteriorment analitzen els fets succeïts i els indaguen.

Margaret Atwood tampoc no està sola. Un llibre recent de Jeanette Winterson d’expressiu títol, Frankissstein (2019), investiga entre d’altres coses sobre robots; sobre la humanització de robots i la deshumanització de les, diguem-ne, persones; sobre les relacions entre persones i robots. De vegades ho fa a partir de robots sexuals; és a dir, de forma ben crua, sarcàstica i esfereïdora. (No és el primer cop que Winterson en parla; penso, per exemple, en els quatre contes d’un altre llibre seu, Planeta azul, traduït el 2008.)

L’axioma és també un exponent de l’honradesa, el rigor i el feminisme de l’autora a l’hora d’afrontar totes dues novel.les i la sèrie.

Els robots (o més aviat les robots), la pornografia i la distopia fan que entronqui directament amb un altre llibre d’Atwood, Por último, el corazón (2016). L’autora anuncia i hi denuncia —també ho fa Winterson— com el masclisme, si badem, tenyirà amb autèntic horror un futur ple d’«intel.ligència» artificial, així com noves eines, estris i artefactes. És a dir, la desgràcia i el perill que les dones s’hi dediquin poc, que hi imperi l’androcentrisme. 

Tant Atwood com Winterson ho plantegen amb sentit de l’humor (que una cosa no treu l’altra) però també sense embuts, amb claredat i lucidesa, i fan una crítica descarnada i rotunda al masclisme. Potser per aquesta contundència, un crític, Robert Saladrigas, va fer una mala crítica a Por último, el corazón  (que en certa manera enllaça amb la moda de subestimar Los testamentos a què em referia al principi de l’article). D’entrada deia que no n’entenia el títol. Bé, com tantes i tantes vegades, és una expressió, un sintagma, present al llibre. Qüestió aclarida. Diu que li sobren ocurrències esbojarrades. Si es refereix a la producció i exportació de robots, la realitat en aquest moment (les nines inflables ho van anunciar) va més enllà ja dels espants i els deliris misògins imaginats per Atwood i Winterson en les seves antiutopies.

 

UniRaid: un “Dakar” a la antigua usanza con fines solidarios

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Imagínense un grupo de jóvenes de entre 18 y 28 años. Sin móvil, sin gps y sin Internet. ¿Difícil? Pues ahora, añádanle a esa combinación: un recorrido de nueve días por el desierto de Marruecos en un vehículo de más de 20 años y de una cilindrada inferior a 1400 centímetros cúbicos, mapa y brújula en mano. ¿Difícil? Abróchense los cinturones y bienvenidos a UniRaid. Una aventura apta solo para valientes.

Algunos lo llaman el “Dakar” solidario. Y es que en este caso, lo importante no es el camino, sino lo que los jóvenes viven en él. No hay competición ni enemistades, solo existe la solidaridad y espíritu de superación. Un viaje-aventura de nueve días donde estudiantes universitarios tienen que completar siete etapas con la única ayuda de un cuaderno de abordo y una brújula. Y donde los obstáculos se deben sortear a la antigua usanza: imaginación, inventiva y sobre todo trabajo en equipo. Nada de tecnología. La finalidad: cruzar Marruecos de norte a sur y entregar 40 kilos de material solidario en las aldeas del desierto. Un loable motivo que impulsa a los estudiantes a buscar financiación a través del crowdfunding para poder correr con los gastos de participación, puesta punto del vehículo y compra del material solidario, y enfrentarse así a este “desafío imposible”. 

Esta edición, la novena, tendrá lugar el próximo mes de febrero, concretamente del 15 al 23. En ella, bajo el nombre Equipo Tuareg participarán Juan e Ignacio, dos estudiantes que definen lo que está por llegar como una “apasionante aventura” y que surcarán las dunas con un Ford Fiesta del año 1991. También vivirán esta hazaña Jan y Darius, estudiantes de ingeniería aeroespacial, que recorrerán el desierto con un coche de 30 años. “Vamos a llevar material y ayuda humanitaria como: ropa, calzado, material escolar, juguetes, equipamiento deportivo, material médico de primeros auxilios”, explican en la plataforma. Pero los jóvenes aventureros van un paso más allá: “queremos tener mayor impacto social. Queremos instalar hornos solares, para cocinar de forma totalmente ecológica y limpia. E instalar antenas parabólicas para dar acceso (informativo) a los medios de comunicación”, argumentan en su campaña de crowdfunding

Óscar y Alex serán otros de los participantes. A través de la aventura “descubrirán las profundidades de Marruecos y África”, pero también se conocerán a ellos mismo. “Nuestra intención es ayudar lo máximo posible. Cuanto más recaudemos con esta campaña, más material podremos llevar y más podremos aportar nuestro granito de arena a la dura realidad que se vive en África”, argumentan en Internet. Elena y Carla, por su parte, tienen 20 años, estudian ingeniería industrial y también están calentando el motor de su “rochet”, un peugeot 205, con el que desafiarán las dunas y repartirán ropa, calzado, juguetes y material escolar. Tal como harán Mariana, Ramón, Guillermo o Eduardo. Son muchos los participantes que, como en cada edición, deciden alejarse de su zona de confort y ponerse a prueba en todos los sentido para vivir una experiencia inolvidable, por lo duro y fascinante al mismo tiempo. 

El camino para llegar hasta aquí no ha sido fácil. Han sido meses de preparación, donde han trabajado duro. Ahora solo les queda el último empujón, conseguir fondos para pisar el pedal de sus veteranos bólidos cargados de material y que de comienzo la aventura. Frente a ellos tendrán más de dos mil kilómetros donde sufrirán, disfrutarán, compartirán y madurarán. Pero sobre todo, aprenderán unas de las lecciones más importantes de sus vidas que el hombre nunca es tan feliz como cuando da felicidad a otros. 

 

¿Tiene edad la sexualidad?

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Rigoberto López Honrubia, doctor en el Departamento de Psicología de la UCLM, Área de Psicología de la Salud, Universidad de Castilla-La Mancha; y Marta Nieto López, profesora en la Facultad de Medicina, Departamento Psicología, Universidad de Castilla-La Mancha:

 

Sí, la misma que el ciclo vital de la persona. Somos seres sexuados desde antes de nacer hasta que morimos. A lo largo de nuestra existencia nos vamos sexuando, existiendo una gran variabilidad y diversidad erótica.

Mantenerse activos, cada cual en el sexo que sienta, está relacionado con el placer y el bienestar de la persona e influye en su salud física y psicosocial.

Incluso en presencia de factores muy adversos se puede tener una vida sexual satisfactoria. Solo con la muerte dejamos de ser personas sexuadas. En tiempos en los que algunos cuestionan el simple conocimiento de lo que somos, conviene recordar que nuestra sexualidad está presente a lo largo de todo el ciclo vital. Solo cambia el foco de expresión en cada una de sus etapas.

En la infancia predominan las sensaciones corporales y la necesidad de contacto vinculada a los padres y a los iguales. En la pubertad y adolescencia, guiada por los cambios fisiológicos, predomina el sexo en solitario y el entrenamiento con pares. De la juventud a la adultez están presentes todos los componentes de la sexualidad: contacto, sexo, erótica, amatoria, mayoritariamente vinculados a una pareja. Y en la vejez, declinan algunas manifestaciones sexuales, pero se siguen manteniendo intereses sexuales y el disfrute del sexo, dependiendo de las oportunidades y el contexto, incluso en edades muy avanzadas.

Las cuatro edades sexuales

Guiados por sus expresiones más importantes distinguimos, pues, cuatro edades en el ciclo vital de la sexualidad:

  1. Infancia. La sexuación es un proceso del desarrollo. Las manifestaciones y respuestas sexuales están presentes desde antes del nacimiento. En esta etapa las relaciones de apego seguro con padres parecen ser muy importantes para el desarrollo de una sexualidad positiva.

    Experimentan placer acariciando los genitales, inicialmente de manera exploratoria y, alrededor de los 2-3 años, intencionadamente. Durante la primera infancia (3-7 años), adquieren experiencias con la autoestimulación genital y el interés por el descubrimiento de los genitales de otros. Durante estas edades es habitual el ajuste a los roles de género establecidos. Hacia el final de la infancia comienzan a aparecer los cambios asociados a la pubertad y el aumento del interés sexual.

  2. Pubertad y adolescencia. Es un largo proceso de maduración sexual (10-18 años, aproximadamente). El descubrimiento del sexo viene guiado por cambios anatómicos y fisiológicos (pubertad) y el ajuste e identificación con el propio sexo hasta su consolidación (adolescencia).

    Es frecuente que a estas edades los jóvenes se pregunten qué les está pasando. La pubertad (10-14 años) supone cambios en el funcionamiento hormonal, maduración de los órganos sexuales, aparición de los rasgos sexuales secundarios, inicio de la capacidad reproductora (alrededor de 10,5 años para la primera menstruación, menarquía, y 11,5 años para la eyaculación), dando lugar al desarrollo de una nueva figura corporal.

    En este periodo, la identidad sexual y el rol de género se consolidan, sintiendo pertenecer a un grupo de iguales que refuerza su identidad. La fisiología del placer adquiere mucho más vigor, significado emocional y social. Aprenden a reconocer la excitación sexual, sus manifestaciones corporales y los diferentes componentes de la respuesta sexual humana propia y de otros.

    En la adolescencia (15-18) se completa el desarrollo físico, aunque continúa el desarrollo emocional. Surgen formas sexuales más maduras. Los niveles hormonales, las variables socioculturales y las disposiciones cognitivas influyen en los sentimientos y conductas sexuales. Es el tiempo de la intimidad y la amistad.

    Los afectos, el deseo, la atracción y el enamoramiento cobran especial relevancia. Experimentan con su propio cuerpo, masturbación y orgasmo, así como las primeras experiencias coitales con otras personas. Muchos condicionantes sociales y culturales pueden interferir las vivencias de la erótica, incluso en épocas posteriores.

  3. Juventud y adultez. Durante la juventud (de los 18 a 40 años) los niveles de sexuación referidos a la identidad y orientación están establecidos. En esta etapa es la pareja el principal ámbito de expresión erótica, que dependerá de la historia personal, sus actitudes hacia la sexualidad, sincronía con la pareja, etc. Parece existir distinta valoración entre hombres y mujeres. Los hombres, más enfocados al sexo y las mujeres a la sensualidad y afectividad.

    En la adultez (de 45 a 60 años) se inician importantes cambios corporales motivados por el declive hormonal tanto en el hombre como en la mujer. Con la menopausia, última regla, finaliza la actividad reproductora. En el varón disminuye el vigor físico y la capacidad erectiva y en las mujeres el deseo. El envejecimiento se empieza a hacer patente, por tanto, hay una redefinición de la expresión sexual.

  4. Vejez. Relacionado con el proceso normal de envejecimiento varían las respuestas a los estímulos sexuales. En mayor medida si existen factores sintomáticos o enfermedades crónicas. En las personas mayores disminuyen algunas conductas sexuales como el coito, pero no el disfrute.

    Hasta edades avanzadas, el deleite con la erótica no tiene fin. Otros factores influyentes en el funcionamiento sexual de los mayores son “las oportunidades”, bien por la disponibilidad de parejas, amantes, como por variables psicosociales y condicionantes externos, propios o de la pareja.

    Mitos culturales y contextos vivenciales y asistenciales pueden interferir la vivencia erótica de los mayores.

    Las personas mayores que viven con sus hijos o en centros de mayores no cuentan con el ambiente más adecuado de intimidad para mantener relaciones sexuales.

    Entre los factores influyentes podemos destacar el ajuste del adulto mayor a creencias y prejuicios de que en la vejez la sexualidad se acaba o deja de interesar, los reparos que familiares o cuidadores puedan mostrar ante sus expresiones sexuales, o por la escasa adaptación de los centros asistenciales a las verdaderas necesidades de los usuarios en pro de su autonomía e intimidad.

El sexo, por lo tanto, no tiene edad. Solamente tiene circunstancias.

 

En este artículo han colaborado Pilar Soria y Natalia Domínguez, psicólogas y sexólogas, miembros de la asociación Asexórate de Albacete.

Por qué perdemos el apetito cuando nos enamoramos (entre otras rarezas)

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Por Eduardo Villalobo Polo, profesor titular en el Departamento de Microbiología, Universidad de Sevilla:

 

Si decimos amor, rápidamente suspiramos, proferimos un ¡ay! sonoro. Si repetimos amor y además pensamos en una canción, lo típico es que tarareemos “I Will Always Love You” (Whitney Houston), “I Don’t Want to Miss a Thing” (Aerosmith) o “Me quedo contigo” en la versión de Rosalía durante los Premios Goya de 2019. Incluso “What is Love” (Haddaway), la canción que triunfó en los años 90 del siglo pasado, mi favorita.

Pero, como dice el título de la canción de Haddaway, ¿qué es el amor? Nos resulta relativamente fácil reconocer que lo sentimos, cuándo e incluso cómo. Pero hasta ahí. La definición, admitámoslo, se nos resiste. Podemos salir del embrollo echando mano de lo académico, de la etimología, y encontraremos que AMOR deriva de la palabra de origen latino “amoris” (genitivo singular). La cuál a su vez tiene raíz indoeuropea “amma”, voz que usaban niñas y niños para llamar a sus madres.

Si seguimos tirando de academicismos y buscamos información “de lo mío” (soy biólogo) nos encontramos con la siguiente sorpresa: el amor es pura bioquímica. En concreto litros (bueno, algo menos) de testosterona, estrógeno, dopamina, noradrenalina, serotonina, oxitocina y vasopresina. Esto es, de hormonas.

Las hormonas son sustancias producidas por organismos multicelulares para informar o señalizar con el fin de mantener la homeostasis celular. Es decir, el equilibrio, la condición normal celular.

Las hormonas se clasifican en tres grandes grupos químicos: peptídicas (o derivados aminoacídicos), eicosanoides y esteroideas. Cada uno de nosotros es capaz de sintetizar cantidades variables de hasta 50 hormonas diferentes. ¡No os digo nada si sentimos amor!

Las tres emociones del amor

Muchas científicas y científicos creen que el sentimiento del amor se puede fragmentar en tres: atracción, deseo y apego. Cada uno caracterizado por su propio arsenal hormonal.

La atracción depende del trío dopamina, noradrenalina y serotonina. Cuando nos referimos a la dopamina, y también a su derivado, la noradrenalina, estamos hablando del circuito cerebral de la recompensa. Ambas nos hacen sentir con energía, eufóricos, sin ganas de dormir o de comer. Ahí puede uno encontrar base científica a la frase “Ha perdido el apetito, ¡estará enamorado!”.

La falta de apetito se acentúa con el aumento en los niveles de serotonina, también conocida como “hormona de la felicidad”. Curiosamente no se produce en su mayoría en el cerebro, sino en el tracto gastrointestinal. No es de extrañar que, para describir los efectos del amor, acostumbremos a decir que “tenemos mariposas en el estómago”. Después de todo, una función muy importante de la serotonina es precisamente el control del apetito, la sensación de saciedad. Mientras más serotonina secretamos, menos hambre sentimos.

La serotonina se sintetiza a partir de un aminoácido esencial, el triptófano, que no somos capaces de producir y que necesitamos tomar en la dieta. Por tanto, las dietas ricas en proteínas que contienen mucho triptófano suelen ser saciantes.

Aunque parezca que nada tiene que ver, nuestra microbiota intestinal, los microorganismos que están presente en nuestro sistema digestivo, son capaces también de controlar los niveles de dopamina y serotonina. Suele ocurrir que mientras más pobre es nuestra microbiota, menos niveles de esas hormonas tenemos. Va a ser que lo que sentimos cuando nos enamoramos son microorganismos en la tripa en lugar de mariposas…

Deseo y apego

En el caso del deseo, las protagonistas son la testosterona y el estrógeno. Ambas hormonas se sintetizan en los genitales, cierto. Pero la estimulación para producirlas proviene de nuestro hipotálamo, que es una parte muy importante de nuestros cerebros de primates.

Por cierto, desmontemos el mito del “machito”. Porque ni la testosterona es una hormona típica del hombre ni el estrógeno es característico de la mujer. Ambas juegan papeles importantes en ambos sexos. La líbido, por ejemplo, se ve influenciada por la testosterona tanto en hombres como en mujeres.

Después de haber sentido hacia la persona de la que nos hemos enamorado un deseo y una atracción irracionales, solemos llegar a una aparente calma. A ese sentimiento que unos llaman “amor verdadero” y otros amistad. Vamos, que nuestra relación amorosa es ya de larga duración.

Pero el apego va más allá, porque también es típico de relaciones materno/paterno-filiales. Y es terreno abonado para la oxitocina y la vasopresina. La oxitocina, producida también por el hipotálamo, es principalmente conocida porque se libera durante el parto (y se usa para inducir el parto). Se secreta también en grandes cantidades durante cualquier acto sexual o durante la lactancia, actividades que crean fuertes lazos de unión. No en vano a la oxitocina se le conoce como la “hormona de los abrazos”. De ahí que enamorados nos volvamos tan pegajosos.

Celos irracionales

No me gustaría finalizar sin hablar de algún aspecto negativo e insalvable del amor: la irracionalidad o los celos. Esos comportamientos son también culpa directa del arsenal químico del que ya he hablado.

Así, excesos de dopamina y oxitocina mantenidos en el tiempo pueden estar detrás de comportamientos amorosos negativos, igual que lo están detrás de comportamientos anormales relacionados con el abuso de alcohol o drogas. No es de extrañar, por tanto, que las mismas regiones del cerebro se enciendan si sentimos atracción por alguien o si estamos de “botellona”.

Por cierto, que por más que pese a las personas románticas, el amor no tiene sentido alguno sino a la luz de la evolución, con el permiso de Dobzhansky. El único sentido del amor es la perpetuación de la especie humana. Como les ocurre al resto de los animales. Química y evolución. En eso se resume todo.

 

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original

Novelas sobre grandes historias de amor del siglo XXI sin final feliz

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Por Santiago Vargas

 

Dicen que el amor eterno es el que nunca fue…

«El amor es la principal motivación de la vida. Nosotros inventamos mucho al otro para que encaje en nuestro ideal. El amor es una utopía. El mal de amor es codiciar la perfección». Esto decía Nélida Piñon esta semana en una entrevista en WMagazín por su autobiografía Una furtiva lágrima (Alfaguara). Amado y amante, realidad o deseo, correspondido o desdeñado, el amor coloniza el pensamiento de las personas.

Con motivo del Día de San Valentín, 14 de febrero, hemos seleccionado algunas novelas que narran grandes amores llenos de pasión y turbulencias que no terminan con un final feliz. Una épica del amor ahijada de aquello de que el amor eterno es el que nunca fue. Para acercarnos a esos diferentes y grandes amores publicamos una breve reseña de la novela y un pasaje de la misma:

‘Amor’, de Toni Morrison (2003)

Amor es una de las novelas más profundas e inquietantes de Toni Morrison (Estados Unidos, 1931-2019). Una novela que muestra el deseo y sus laberintos de una manera malsana y turbia, a veces, y se aproxima a la inocencia y al momento en que este puede germinar emponzoñado. Una historia contada con la maestría lírica de la Nobel afroamericana sobre el amor de dos mujeres por un mismo hombre y que recuerdan ya ancianas.

«Él la mira. Azorada (¿le habrá visto menear las caderas?) y temerosa. Él es el guapo gigante propietario del hotel y al que nadie replica. Heed se detiene, incapaz de moverse o decir: ‘Disculpe. Lo siento’. (…)

Le toca el mentón y entonces, con naturalidad, sin dejar de sonreír, le toca un pezón, o mejor el lugar bajo el traje de baño donde habrá un pezón (…) Heed se queda ahí durante un tiempo que le parece una hora pero que es menos del que se requiere para hacer una burbuja de chicle perfecta. (…)

Heed no ha traído las piezas. Le dice a Christine que no las ha encontrado. Esa primera mentira, de las muchas que seguirán, se debe a que Heed cree que Christine sabe lo que ha sucedido y eso la ha hecho vomitar. Así pues, hay algo en Heed que no está bien. El viejo lo ha visto enseguida, y por ello le ha bastado con tocarla para que se moviera, como él sabía que iba a suceder, porque esa cosa mala ya estaba ahí, esperando que un pulgar la despertara. Ahora Christine también sabe que eso está ahí, y no puede mirarla porque la cosa mala es visible».

  • Amor. Toni Morrison (Lumen).

‘El azul es un color cálido’, de Julie Maroh (2010)

Esta novela gráfica empieza su historia de amor como suelen empezar los amores sinceros: con una mirada. «Mis ojos que codician cosas bellas», escribió Miguel Ángel Buonarroti. Aquí con dos muchachas que cruzan sus miradas en la calle. Clementine y Emma protagonizan este relato sobre miedos, prejuicios, descubrimientos. El azul es un color cálido se hizo mundialmente famosa por su adaptación al cine como La vida de Adèle, dirigida por Abdellatif Kechiche, Palma de Oro. La siguiente es una página de la novela:

Página de ‘El azul es un color cálido’.

‘El matrimonio amateur’, de Anne Tyler (2004)

Anne Tyler crea en esta novela todo el proceso y las fases del amor: desde el destello y la felicidad eterna hasta el ocaso y la tristeza. El matrimonio amateur describe el espejismo del amor porque una pareja cree que son el uno para el otro y luego se dan cuenta de la equivocación.

«Michael estaba colocando pastillas de jabón Woodbury en los estantes, detrás de la parte izquierda, la más larga, del mostrador. Tenía veinte años; era un joven alto e iba vestido con prendas mal combinadas; tenía el pelo muy negro y lo llevaba demasiado corto; la cara era demasiado delgada, con un oscuro bigote que, pese a que se afeitaba con frecuencia, no tardaba en volver a aparecer. Estaba amontonando las pastillas de jabón formando una pirámide: una base de cinco pastillas, un piso de cuatro, otro piso de tres…, aunque su madre había declarado en más de una ocasión que prefería una disposición más compacta y menos creativa.

De pronto se oyó: ¡Tilín, tilín! y ¡Zas!, y lo que a primera vista parecía un torrente de jovencitas irrumpió por la puerta. Con ellas entraron una ráfaga de aire frío y el olor a gases de tubo de escape. «¡Socorro!», chilló Wanda Bryk. Su mejor amiga, Katie Vilna, rodeaba con el brazo a una chica desconocida ataviada con un abrigo rojo, a la que otra joven apretaba la sien derecha con un pañuelo manchado de sangre.

—¡Está herida! ¡Necesita ayuda! —gritó Wanda».

‘Expiación’, de Ian McEwan (2001)

La duda, la felicidad, la impotencia y la frustración. Ian McEwan logró con Expiación una de sus mejores novelas. Una hermosa historia de amor imposible antes y durante la II Guerra Mundial. Es una historia de tres: la de Cecilia y Robbie y la de Briony, la hermana pequeña de Cecilia, pieza clave en el desenlace del romance. Sensualidad y dolor, sueño y drama.

«Cuando ella emergió unos segundos más tarde, con un pedazo de porcelana en cada mano, él se abstuvo de ofrecerle ayuda para salir del agua. Se vistió rápidamente, introduciendo con dificultad los brazos mojados a través de las mangas de seda y metiendo dentro de la falda la blusa desabrochada. Sus movimientos eran silvestres, y procuró evitar los ojos de Robbie. Él no existía, estaba abolido, y eso también era un castigo. Permaneció callado mientras ella se alejaba descalza por el césped, y observó el pesado cimbreo de su pelo negro sobre los hombros que le empapaban la blusa».

  • Expiación. Ian McEwan. Traducción de Jaime Zulaika (Anagrama).

‘La única historia’, de Julian Barnes (2018)

«¿Preferirías amar más y sufrir más o amar menos y sufrir menos? Creo que, en definitiva, esa es la única cuestión».

Así de rotundo es el comienzo creado por Julian Barnes para esta historia donde el amor en sus inicios es peligroso y por eso lo hace crecer en el corazón del joven Paul cuando conoce a Susan Macleod, casada y 30 años mayor que él. Lo que el autor británico logra es tomar las pulsaciones de aquel sentimiento, de aquel torrente que crece rápido y sin juicio y luego… Luego los recuerdos, la vida misma, la vivificación de la belleza y el dolor.

“¿Preferirías amar más y sufrir más o amar menos y sufrir menos? Creo que, en definitiva, esa es la única cuestión.

Puedes puntualizar -certeramente- que no lo es. Porque no tenemos elección. Si la tuviéramos sí sería una cuestión. Pero no elegimos y en consecuencia no lo es. ¿Quién puede controlar cuánto ama? Si se puede controlar, entonces no es amor. No sé cómo podemos llamarlo, pero no es amor.”

‘Nadan dos chicos’, de Jamie O’Neill (2001)

Nadan dos chicos no es solo una bella y trágica historia de amor que se abre paso entre dos muchachos en el Dublín de 1916, sino que es la historia de Irlanda. Una demostración tierna sobre hasta dónde puede amar una persona a otra porque aquí nos recuerdan que la patria es la persona que amas:

«Nos pedirán luchar por Irlanda, de eso estoy seguro.

-Pero ¿qué es Irlanda, para que quieras luchar por ella?

-Eso también lo sé. Es Doyler -dijo.

-¿Doyler es tu patria?

-Es una tontería, lo sé. Pero eso es lo que siento. Sé que Doyler tomará parte, ¿y dónde voy a estar sino tomando parte con él? No odio a los ingleses y no sé si amo a los irlandeses. Pero lo amo a él. Ahora estoy seguro. Y él es mi patria.

Scrotes, mi Scrotes, deberías estar aquí ahora.

El chico alzó la mirada por debajo de las pestañas. Tenía color en las mejillas.

-Creo que también es un poco la tuya, MacEme.

-¿La mía? Válgame Dios.

-Aunque supongo que no querrás que luche por ella. Pero no conozco a nadie más con quien podría hablar de estas cosas. Llegué a creer que estallaría con todas las palabras en la cabeza. Ahora ya las puedo decir. No sé, es como si compartiéramos un idioma. Eso está muy bien para la natación, pero es mejor para hablar. Tú también eres ahora parte de mi patria. MacEme.

‘Voy a hablar de Sarah’, de Pauline Delabroy-Allard (2018)

Y de repente, cuando todo parecía estable, irrumpió el sentimiento, el deseo, la pasión, el amor y la obsesión. Ella se enamora de Sarah y su vida se trastoca. Una madre que deja aun lado el maor por su hija ante el sentimiendo avasallador y las promesas de felicidad que nunca imaginó con otra mujer. La primera parte es como un poema en prosa que toca todo el proceso del despertar y el enamoramiento:

«1.

Voy a hablar de Sarah, de su belleza inédita, de su nariz abrupta de rara avis, de sus ojos de color inaudito, pedregoso, verde, no, qué va, verde no, sus ojos de absenta, de malaquita, de cardenillo rebajado, sus ojos de serpiente de párpados caídos. Voy a hablar de la primavera en que entró en mi vida como quien sube a escena, briosa y conquistadora. Victoriosa.

2.

Es una primavera como cualquier otra, una primavera en la que nadie se libra de la melancolía. Hay magnolios en flor en las glorietas parisinas y me da que les desgarran el corazón a quienes se fijan en ellos. A mí las magnolias abiertas de las glorietas me desgarran el corazón. Las miro todas las tardes, al volver del liceo, y todas las tardes esos pétalos grandes y pálidos me irritan un poco los ojos. Es una primavera como cualquier otra, con chaparrones repentinos, el olor del asfalto mojado, una especie de liviandad en el aire, un soplo de alegría que canturrea cuán frágil es todo».

  • Voy a hablar de Sarah. Pauline Delabroy-Allard. Traducción de María Teresa Gallego Urrutia y Amaya García Gallego (Lumen).

 

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Libres o siervos

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Fotograma del vídeo en el que Ángel Hernández ayuda a su pareja, María José Carrasco, a morir.

No niego que, en ocasiones, y como cualquier peatón, he considerado el salto al vacío una solución satisfactoria para un tiempo de infortunio que no muestra síntomas de cansancio.

Tampoco niego que, como cualquier peatón, me alegro de haberme arrepentido de tal idea en el primer momento. La vida, al igual que los diamantes, tiene demasiadas caras como para consentir en perdérselas, por más que algunas sean tan sucias que reflejen la luz con tonos marrones y desvaídos.

A lo largo de los (quién sabe si demasiados) años que he pasado callejeando sin seguir la dirección correcta y asomándome por todas las puertas entreabiertas que se me han puesto a tiro (la curiosidad es la única enfermedad para la que no consiento cura), me he encontrado con buenas y malas personas decididas a no soportar ni un día más la atroz mezcla de sufrimiento y desesperanza a los que determinadas enfermedades y la cerrazón de algunos fósiles (capaces de hablar a través del barro que los cubre) los condena. 

Para muchos, el trámite parlamentario que abre el camino a una ley de eutanasia ha llegado tarde. No da igual, pero debemos conformarnos. El buen legislador ha de mirar al pasado para aprender y construir el futuro. 

Los malos legisladores, los perezosos y cobardes, han dejado que los años transcurrieran sin levar el ancla de los prejuicios y los dogmas religiosos que aún nos sujetan a un muelle carcomido mientras la marea del tiempo nos zarandea.

Me resulta increíble que las religiones, a pesar de lo mucho que ha avanzado nuestro conocimiento del mundo, mantengan ese peso sobre nuestra vida civil. Semejante irregularidad nos devalúa como sociedad que se proclama inteligente.

Ángel se puso ante la cámara de vídeo consciente de que así se inculpaba. No le importó; necesitaba gritar la injusticia.

El ciudadano (palabra a la que honra) Ángel Hernández, ayudó a su mujer, condenada a una agonía terrible e interminable, a morir cuando ella no pudo resistir más. Ambos esperaban una ley que le permitiera a ella descansar y a él librarse de una condena irracional que ni siquiera tendría en cuenta el insuperable dolor de la ausencia. Si María José, su esposa, aguantó durante demasiado tiempo, fue por ahorrar a su marido el castigo absurdo que un tribunal, tan obediente a lo escrito como insensible a lo vivo, le impondría como reo de un delito de asistencia al suicidio.

Acorde con la tendencia a hacer el ridículo (sin importarnos lo sublime o lo terrible del momento) que gastamos por aquí, el caso de Ángel Hernández lo lleva un juzgado de violencia sobre la mujer, ya que los hechos (un hombre mata a su mujer en el domicilio conyugal) coinciden con los supuestos de violencia machista. Eso opina la Audiencia Provincial de Madrid, desoyendo al titular del juzgado y a la fiscalía, quienes, al menos, se han parado a pensar antes de cacarear lo aprendido en la facultad de Derecho.

Ángel se puso ante la cámara de vídeo consciente de que así se inculpaba. No le importó; necesitaba gritar la injusticia, el inmenso dolor de despedir para siempre a María José y el alivio de verla, por fin, descansar después de treinta años.

Dueño el hombre de su vida, lo es también de su muerte, escribió Borges. 

La auténtica libertad es la de cometer errores irreparables, la de tomar decisiones que van más allá de lo trascendental. Somos libres para arrostrar las consecuencias de nuestros actos. Ese (tal y como le espetó Sartre a Camus en horas oscuras) es nuestro privilegio y nuestra tragedia.

Y las pequeñas opciones entre las que elegimos a diario, no son más que un espejismo si nos prohíben los actos radicales en los que demostramos ser nuestros propios dueños.

No quiero comentar nada sobre el iluminado que ha acusado al Gobierno de querer ahorrarse gastos sanitarios, ni sobre el indocumentado que ha comparado la ley que se acerca con el holocausto que los nazis perpetraron. Si no fuese un tema tan perfectamente serio (gracias, don Antonio), mi carcajada se alargaría por meses.

Cuando se aprobó la ley del divorcio, un buen hombre, lloroso y confundido, llamó a la radio para increpar a los que le obligaban a romper su matrimonio, feliz y enamorado después de treinta años.

Costó convencerlo de que el divorcio era voluntario; que nadie, ni siquiera el legislador, podía entrometerse en su felicidad.

Una ley de eutanasia digna no ha de tener en cuenta más que la voluntad firme del afectado y la evidencia de lo irreversible.

Del mismo modo, ahora nos quieren asustar inventando situaciones en que la voluntad del paciente será usurpada por facultativos dogmáticos o por parientes hartos de cuidar al débil. Y nada de eso ha de ocurrir; una ley de eutanasia digna no ha de tener en cuenta más que la voluntad firme del afectado y la evidencia de lo irreversible. 

Y ha de respetar al que se aferra a una última esperanza, al que prefiere sentir la vida, aunque esta le corroa las tripas, o al que considera (ya por creencias, ya por convencimiento íntimo), que ha de soportar cuanto sufrimiento le venga.

Si no fuera sí, sería una ley tan nefasta como su ausencia.

Un buen amigo de la sierra toledana optó por ahogar su enfermedad en chinchón seco. Nunca sabremos si aquello fue agonía o resaca, pero no dejó de sonreír hasta que el hígado se hartó de la juerga continua.

Para él, y para otros muchos, rescato esta cita de Epícteto que, como tantas otras verdades, también me descubrió Borges:

Recuerda lo esencial: la puerta está siempre abierta

Esa puerta última a la que me tendré que asomar tarde o temprano, voluntaria o forzosamente, pero que no será más que otra de las muchas a las que me he asomado buscando toda la vida que guardan.

 

¿Es posible tener 'un ligue inocente' cuando estás casado?

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“¿Necesitas ayuda con esas bolsas?”.

Estoy caminando desde el Starbucks hasta mi coche y llevo dos bolsas medianas de papel. Sin levantar la vista, sonrío amablemente en su dirección y niego con la cabeza. Lo siguiente que oigo son sus pasos en mi dirección y noto la calidez de su mano tocando la mía al coger la bolsa más grande de las dos. Su camiseta huele a recién lavada.

Es una acción que normalmente habría rechazado sin dudar y que incluso habría encontrado amenazante. Sin embargo, por algún motivo, su actitud de machito juguetón me hace reír. Ya lo había visto antes en ese Starbucks con cinco o seis tíos tomando café y jugando al dominó en pleno día, pero hasta este momento, no le había prestado atención.

De camino al coche, me dice su nombre (Jerome), su edad (cuatro años más joven que yo) y que se acaba de mudar desde Alabama para luchar por su sueño de ser actor (o sea, que está sin trabajo).

Tras dejar las bolsas en el maletero de mi coche, me mira de arriba abajo. Es entonces cuando me fijo bien en él por primera vez y me asombra lo mucho que se parece a Denzel Washington de joven. Corrijo la expresión de mi cara rápidamente para que no me traicione y no se piense que tengo interés en él.

Le tiendo la mano con educación y nos damos un apretón antes de entrar en el coche. Veo que se da cuenta de que llevo el anillo de casada y finge que le acaban de disparar en el corazón.

“¿Cuánto lleváis?”, me pregunta, inclinándose hacia atrás con una mano aún en el pecho.

“Doce años”, respondo y me río.

“¿Felizmente?”. Su sonrisa es contagiosa y siento que las comisuras de mi boca reaccionan.

“Me voy”, le digo mientras abro la puerta de mi coche.

Noto una punzada en el estómago, una mezcla de curiosidad y otra cosa que llevaba un tiempo sin sentir: culpabilidad

Siento calidez y cosquilleos por todo el cuerpo al salir del aparcamiento. Me pregunto si me ha dado una reacción alérgica por algo.

No le hablo a nadie de mi encuentro con él. Al fin y al cabo, no ha intentado nada realmente. No ha hecho ni dicho nada inapropiado y yo he reaccionado como una mujer casada.

¿Verdad?

Aun así, noto una punzada en el estómago, una mezcla de curiosidad y otra cosa que llevaba un tiempo sin sentir: culpabilidad.

¿Me siento culpable porque no impedí que me llevara las bolsas desde el primer momento? ¿Porque me reí de verdad por primera vez en mucho tiempo? ¿O porque todavía noto el tacto de su mano en la mía cuando cogió la bolsa?

Y ahí estaba yo, pensando que no me gustaba que me tocaran. Durante el último año, más o menos, mi marido y yo habíamos estado yendo a una psicóloga llamada Cameron que cobraba 300 dólares la hora para tratar mis “problemas para intimar”.

En los 40 minutos que duraba el trayecto hasta su consulta, yo me preparaba para la hora que tendríamos que pasar en el elegante diván. Sabía que cuando llegáramos, mi marido informaría a Cameron de las veces que me había quedado dormida antes de que él llegara a casa o de las veces que había cenado con nuestros hijos de 5 y 6 años en vez de esperarle. Sabía que le contaría que había descubierto una botella de vino casi vacía en una de mis botas de agua y que estaba preocupado por mí. Cada sesión con Cameron confirmaba mis temores más profundos de que era inadecuada. Salía de su consulta todas las semanas sintiéndome peor conmigo misma que antes de llegar.

En un esfuerzo por sacar “mejores notas”, empecé a intentar cenar con él todas las noches en vez de con los niños. Empecé a esperar despierta hasta que se fuera a dormir para poner el temporizador en la tele y dormirme yo. Incluso dejé de beber para espantar sus miedos y estar más presente cuando él estuviera en casa.

Pero la verdad es que me acojona estar presente y necesito esas copas de vino para estar interesada en algo más que no sean mis hijos y Los Soprano. Si renuncio a mi mejor lubricante social, no tengo ni idea de cómo llegaré a ser la esposa que él quiere que sea.

Empiezo a pensar que soy incorregible.

Me acojona estar presente y necesito esas copas de vino para estar interesada en algo más que no sean mis hijos y 'Los Soprano'

El día siguiente a mi encuentro con Jerome, por primera vez en meses, estoy sonriendo al prepararles a mis hijos la comida que se van a llevar al colegio y me tengo que disculpar por reírme de forma escandalosa mientras me hago la manicura por la tarde. No había sentido esta euforia desde que el chico que me gustaba en el instituto entró a mi clase de Inglés. Parece inevitable que este buen humor repentino acabe con mi tapadera. Mi marido es un hombre brillante. Está siempre al loro del más mínimo cambio de humor que tengo, por imperceptible que resulte a los demás.

¿Puedo hacerlo? ¿Puedo sentirme atraída por este hombre y no poner en riesgo mi matrimonio? O sea, no hay nada malo en tomar un café juntos, ¿no? ¿No existen los ligues inocentes aunque seas una mujer casada? 

Tengo el corazón desbocado cuando me pongo en la fila de Starbucks al día siguiente a la 1 de la tarde. Al aparcar lo he visto sentado fuera con un par de hombres mayores que él, pero no estoy segura de que él me haya visto a mí. Intento fingir que estoy decidiéndome entre un cruasán de chocolate y un bollo de arándano cuando de repente me envuelve el olor a camiseta recién lavada. Inhalo profundamente mientras mantengo la cara cerca del cristal del mostrador para que no pueda ver mi sonrisa radiante.

Es él.

Siento tanta felicidad como culpa circulando por mis venas

Más tarde, mientras estoy dando de cenar a los niños, siento la necesidad imperiosa de llamar a alguien, a quien sea, y contarle lo de Jerome, cómo me hace reír, lo atento que es y cómo me hace perder la cabeza su olor. Siento tanta felicidad como culpa circulando por mis venas a toda prisa, amenazando con hacer estallar mi corazón como un globo.

Decido tomarme un cuarto de pastilla de zolpidem para relajarme antes de hablar con mi marido. Doy gracias porque está de viaje de trabajo en otro huso horario y no podrá analizar lo que “he hecho” con la misma minuciosidad como si hubiera estado en casa.

Después de tres semanas y media quedando para “tomar café” con Jerome, mi euforia empieza a remitir y mi cerebro empieza a manifestar una extraña sensación de preocupación poco después de despertar. No solo tengo miedo de que me pillen, aunque está claro que solo imaginarlo me hace brincar como un gato callejero. El miedo es más bien porque la situación en sí empieza a resultarme peligrosa.

Aunque el único contacto físico que hemos tenido hasta ahora han sido los choques de rodilla accidentales e intencionados bajo la mesa y su brazo rodeándome los hombros cuando me acompaña al coche, siento que estoy siendo infiel. Odio estar pensando en Jerome a todas horas. Odio pasarme las tardes pensando en cómo sería sentir sus labios en mis labios. Intento pensar en otra cosa cuando imagino que me meto en la cama con él y fantaseo con cómo serían nuestros bebés o qué clase de padre sería.

Siento como si una gripe estuviera arrebatándome mi brújula moral y poniendo en peligro todo lo que conozco. Mantener este secreto me está afectando y descubro que no puedo dejar de pensar en él. Empiezo a rogarle a Dios que ese día no le hubiera dejado cogerme la bolsa y hubiera seguido mi maldito camino.

Soy consciente de que esto solo puede acabar mal. Como si fuera un ‘chute’, soy incapaz de renunciar a nuestros cafés antes de recoger a mis hijos. Alguien va a empezar a tener sentimientos y eso significa que alguien va a sufrir.

Empiezo a rogarle a Dios que ese día no le hubiera dejado cogerme la bolsa y hubiera seguido mi maldito camino

Un día, aparcando detrás de “nuestro” Starbucks, me viene un destello de claridad y comprendo qué más pasa. Cuando hacía varias semanas decidí renunciar a mis copas de vino por las noches, no me molesté en encontrar algo que las reemplazara. Es cierto que ya no me emborracho a escondidas antes de que mi marido llegue a casa, pero me estoy pillando por un tío que en realidad es un completo desconocido. No he superado ninguna adicción, solamente he sustituido una por otra.

Tardo todo un año en escapar de la órbita gravitacional de mi ligue. Sacarme a Jerome del organismo es tan duro como cualquier terapia de desintoxicación; tenía mis negociaciones internas (igual puedo parar en Starbuck por esta vez), mis pensamientos ilusorios (ya ha pasado suficiente tiempo y ya podemos ser solo amigos) y le quitaba importancia al problema (tampoco es para tanto, ni siquiera llegamos a hacer nada).

Una amiga mía que está casada me habló hace poco del compañero de trabajo que le gusta. Presté atención mientras describía unos sentimientos que me resultaban muy familiares: adoración repentina, absoluta intoxicación por el flirteo mutuo, culpabilidad y vergüenza.

“¿Qué opinas?”, me preguntó. “Es solo un ligue inocente, ¿no? ¿Crees que lo superaré?”.

Le cuento mi experiencia con Jerome. La ilusión de verle, las fantasías que tenía con él (incluso estando con él) y la sensación de culpabilidad en el estómago cuando pensaba que les estaba haciendo daño a mi marido y mis hijos.

Al principio pensé que lo mío era un ligue inocente, pero no lo fue. Era dañino, como un veneno que infectó mi vida familiar y lo invadió todo. Mi experiencia con Jerome me enseñó que, pese a lo que pueda creer, no estoy preparada para gestionar esa clase de emoción que ansío, y lo he aceptado.

No digo que otras personas no puedan tener ligues inocentes, pero ahora tengo claro que en mi caso no es posible.

Y, aunque mi marido y yo nos acabamos divorciando, todavía hay veces que evito parar en ese Starbucks. Representa una época de mi vida en la que estaba tan saturada de miedos e incertidumbres que acabé poniéndome a mí misma en peligro por la emoción de sentirme emocionada. Y eso es algo que no quiero volver a vivir.

 

Este post fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Estados Unidos y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.


Inteligencia Artificial: Nos jugamos el futuro

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El próximo miércoles la Comisión Europea tiene prevista la publicación del Libro Blanco sobre Inteligencia Artificial. Se trata de cumplir con el compromiso que adquirió Ursula Von der Leyen, como candidata a la presidencia de la Comisión, de elaborar inmediatamente un estudio completo sobre este tema, con el fin de que culminara poco después en una regulación completa (en realidad se pasó de optimista hablando de “durante los primeros 100 días”).

La inteligencia artificial (IA) conllevará cambios que, probablemente, la Tierra no haya conocido desde la Revolución Industrial. Se trata de una tecnología que supone y supondrá un avance cualitativo en nuestro sistema productivo, científico y social. La IA supone una oportunidad de progreso gigantesco para nuestras sociedades. Será un avance en nuestro bienestar, porque conseguiremos resultados más eficientes en lo que ya existe y nos permitirá también, científica y tecnológicamente, llegar a sitios a los que nunca hemos llegado. Es evidente que la IA comporta riesgos, como cualquier nueva tecnología, pero tenemos también la oportunidad de que, mediante sistemas regulatorios de verificación y control públicos, nuestras sociedades acaben siendo más justas y más sostenibles social y medioambientalmente. De la misma forma, también traerá cambios sustanciales en el mercado de trabajo, que suponen también un reto importante para los poderes públicos en cuanto a la reordenación y reasignación de la fuerza laboral. Nadie puede, debe, quedarse atrás; una mejora exponencial de la productividad significa más riqueza global y debemos asegurarnos de que ésta no se quede en las manos de unos pocos. El balance riesgo-beneficio es abrumadoramente favorable y es bueno que esto sea así y así lo tomemos, porque no hay alternativa en un espacio global muy competitivo, donde nadie va a tomarse una pausa en el desarrollo tecnológico.

Europa será pionera y nuestra vocación es que tengamos mundialmente una IA con perspectiva humano-céntrica.

El desarrollo de estos sistemas es también una enorme oportunidad para que Europa retome el paso en el mundo de la economía digital. Nuestro continente perdió hace años la carrera, ninguna de las empresas globales hegemónicas del entorno digital es europea. Se calcula que con el desarrollo del “Internet de las cosas”, consecuente con la generalización de la red 5G y la IA, el volumen de datos generados aumentará exponencialmente con respecto a lo que ya conocemos. En un entorno productivo en el que “el dato es más importante ya que el petróleo” -lugar común que no por serlo es menos cierto-, que Europa pueda “blindar” el acceso y uso de los que nosotros generamos -de acuerdo a nuestros principios también, muchos de los cuales están ya implementados en la pionera Regulación General sobre Protección de Datos (conocido como “GDPR”, por sus siglas en inglés)-, nos planta de nuevo en condiciones de equilibrio frente a EEUU o China; de nosotros/as depende acertar.

El Comité de Asuntos Jurídicos del Parlamento Europeo ha decidido también realizar una Iniciativa Legislativa sobre Aspectos Éticos relacionados con la Inteligencia Artificial, de la que seré ponente. Nuestra intención es elaborar un trabajo transparente, abierto al diálogo y la participación, que nos permita este mismo año tener la primera norma legislativa del mundo acerca de qué principios éticos deben estar presentes necesariamente en la concepción, el desarrollo, implementación y funcionamiento de esta técnica. Europa será pionera y nuestra vocación es que nuestros valores sean la guía para que tengamos mundialmente una IA con perspectiva humano-céntrica. Esos valores no serán otros que la traslación práctica de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y de aquellos que nuestro Tratado de la Unión Europea amplía, tales como la sostenibilidad social y medioambiental o la perspectiva de género.

Lo que necesitamos es una verdadera alfabetización digital con perspectiva humanista.

Nuestro objetivo es establecer un marco normativo que garantice la salvaguarda del interés público y establezca un marco de confianza para la ciudadanía europea. Al mismo tiempo, la regulación no será de ninguna forma un obstáculo para nuestras empresas, investigadores/as y emprendedores/as. Bien al contrario, queremos generar un marco de certidumbre que le dé valor añadido a nuestras empresas en el mercado, que haga a la inteligencia artificial europea y a quienes la usan reconocibles en Europa y en el mundo como seguras y merecedores de la confianza ciudadana. Nuestra norma debe ser lo suficientemente ajustada para enmarcar completamente una realidad tan compleja y diversa como es la IA, y suficientemente flexible para que sea una herramienta perdurable, que se pueda adaptar a cambios tecnológicos que ni siquiera hoy podemos avanzar.

Queda mucho trabajo por delante y no tenemos demasiado tiempo para hacerlo, todo va muy deprisa. No obstante, la clave de nuestro éxito será que consigamos una simbiosis virtuosa entre Comisión, Parlamento y Estados Miembros, y que nos concienciemos de que este no puede ser solo un asunto entre científicos/as, empresas o legisladores/as. La gestión de un cambio como el que tenemos delante, solo se hará convenientemente con la participación de toda la sociedad. Es imperativo tener una ciudadanía informada y consciente de las oportunidades y riesgos reales, transformar un arcano complejo y en ocasiones temible -los debates generados públicamente parecen más una distopía de Philip K Dick que otra cosa-, en una materia comprensible y manejable, que permita tomar decisiones colectivas de forma democrática. Eso va más allá de la “capacitación digital” para el uso o para la adaptación laboral, lo que necesitamos es una verdadera alfabetización digital con perspectiva humanista. 

Ahora más que nunca, nos jugamos el futuro.

 

Ibán García del Blanco es eurodiputado y secretario federal de Cultura y Deportes del PSOE.

Este San Valentín la temperatura ya ha subido bastante

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Una pareja manteniendo sexo en el interior de un coche con las ventanas cubiertas de vaho. 

El año 2019 cierra una década de máximos de calor y fenómenos meteorológicos extremos en España y en el resto del mundoLa temperatura media de la última década en nuestro país (entre 2010 y 2019) ha sido la mayor desde que se tienen registros.

Por desgracia, los últimos fenómenos extremos nos han vuelto a recordar que estamos entrando en un “nuevo normal”, una situación climática distinta donde los fenómenos que antes ocurrían cada periodos largos de tiempo, ahora tienden a ser más recurrentes. La borrasca Gloria ha podido ser un ejemplo, y es que muy pocos podrían imaginar los daños que ha producido, o el Delta del Ebro hundido debajo del agua. Tenemos que adaptarnos sí o sí. 

Por ejemplo, ya gastamos más energía en verano para refrigerar las casas que en invierno para calentarlas. Si cogemos un mes invernal, como por ejemplo febrero, la temperatura no ha dejado de aumentar en los últimos años. 

Teruel la ciudad del amor, la ciudad de los amantes, ha visto cómo ha aumentado la temperatura en 1,3ºC de media. A día de hoy, es más probable que pasar el fin de semana de los enamorados no requiera de una chimenea ardiendo para calentarse

Evolución de las temperaturas en los meses de febrero

Desde la década de los setenta en España cada nueva década ha sido más cálida que la anterior, pasando de 14 ºC de media entre 1970-1979 a 15,7 ºC entre 2010-2019. La temperatura media del último quinquenio entre 2015 y 2019 ha sido la mayor nunca registrada por quinquenios, habiéndose incrementado desde 13,8 ºC a 15,9 ºC. 

Lo midamos como lo midamos, la temperatura en España no ha dejado de subir, y eso nos obliga en primer lugar a reducir las emisiones y, en la medida de lo posible, a poner en marcha cuanto antes medidas de adaptación y mitigación, porque tristemente parece que el planeta entero se encamina en una mala senda. La Antártida nos sorprendía hace unas jornadas con un registro récord de más de 18 ºC, y aunque allí ahora es verano, no se había visto antes en esa zona un dato igual.

En el conjunto del mundo la temperatura es 1,1 ºC mayor que la temperatura preindustrial, y en España los modelos cifran ese aumento en 1,7 ºC desde la época preindustrial, según la información recogida a escala mundial por las diferentes redes de la World Meteorological Organization y Copernicus.

Estos días, de hecho, estaremos con temperaturas muy por encima de lo normal. En algunas zonas del país tendremos 6 ºC más que la media. Una primavera adelantada que ha llegado en pleno invierno. 

 

Por Fernando Prieto, del Observatorio de Sostenibilidad, y Jonathan Gómez Cantero.

González Pons: “No creo que Pablo Iglesias sea peligroso”

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González Pons

“Siempre he querido ser escritor”. Esta era la vocación secreta de Esteban González Pons, vicepresidente del Grupo Popular Europeo. Y durante tres años y medio ha aprovechado los viajes en avión entre Bruselas y Madrid para hacer su sueño realidad. El resultado es Ellas, una novela de amor.

La vuelta al amor de juventud, a la Valencia de sus recuerdos, a un universo lleno de mujeres que marcan. “Soy feminista hasta los tuétanos”, confiesa sentado en el centro de Madrid, muy cerca del Congreso de los Diputados. Pero a esa Cámara ya no quiere volver, él piensa acabar sus días en política -no pone fecha de caducidad- en el Parlamento Europeo.

Habla sosegado de literatura y política. En estos días de nuevo Ejecutivo, defiende que le gustaría que hubiera un Gobierno de coalición entre el PP y el PSOE, lamenta el drama del fracaso del centro político y avisa: “Lo que nos falta a los políticos españoles es libertad para decir lo que realmente pensamos”. 

Vivir fuera le ha dado otra perspectiva: en España sólo se habla de Cataluña y en Europa no está ni en la agenda. Y ante el auge de la extrema derecha lanza esta opinión: “El nacionalismo español es tan peligroso como cualquier otro”. Tiempo de ideas y letras. ¿Lo próximo? Una novela en la que habrá crímenes.

¿Por qué escribe una novela?

Siempre he querido ser escritor y al cumpllir los 50 me dije a mí mismo: ahora o nunca. Me he atrevido por primera vez a desnudarme, porque escribir una novela es desnudarte.

¿Y qué hay de autobiográfico? ¿Hay muchas cosas suyas en el protagonista?

La novela no es autobiográfica, pero sí autocrítica. No está lo que soy, pero sí lo que pienso.

Soy feminista hasta los tuétanos

Un de las cosas que más llama la atención es ese poder femenino en la novela, la importancia de la mujer. ¿Es González Pons feminista?

Sí, hasta los tuétanos. Es una novela de amor, creo que sin el feminismo no habría verdadero amor. El amor de nuestro tiempo es mucho más libre y verdadero porque ahora sí las personas se aman en igualdad de condiciones con independencia del género.

Otra de las grandes protagonistas es Valencia, impregna toda la novela y con esos saltos de tiempo. ¿Cómo está su tierra? ¿Cómo es la Valencia que recuerda? ¿Y la de excesos que se ha quedado en la memoria de los españoles?

Valencia es mi infancia, y la que yo amo es la de cuando era pequeño. Una Valencia más pequeña, en la que los vecinos nos conocíamos y nos saludabamos con el nombre, con comercios en los bajos y que le importaba a todo el barrio lo que le pasaba a las personas. Como el resto de España, se vio afectada por la ola de dinero que cubrió al país a principios de este siglo. Lo que sucede es que después del estallido de la burbuja inmobiliaria con la crisis, en Valencia se ha pagado un precio más alto que en el resto.

Pons, durante la entrevista

Hablando de Valencia y de esos años, viene a la mente Rita Barberá. La conoció muchísimo. ¿Fue injusto e ingrato el PP con los últimos años de la exalcaldesa? 

Todo el mundo fue injusto con Rita al final, pero el final de las grandes figuras políticas siempre es así. Rita llegó a identificarse con Valencia de tal modo que nadie de mi generación es capaz de imaginarse la ciudad sin Rita Barberá de alcaldesa. Al final la Historia le hará justicia. Sus aciertos y sus errores serán ponderados y ocupará un lugar privilegiado.

Más de 500 páginas tiene Ellas. ¿Tanto tiempo se puede sacar en el Parlamento Europeo? ¿Cómo ha sido el proceso?

Una de las mayores satisfacciones que el libro me dio fue cuando la editorial me dijo que no había que recortar ninguna. Está escrita en los aviones principalmente, en los trenes y en la salas de espera. En el trabajo que tengo ahora en Bruselas paso muchas horas viajando y en ese tiempo en los últimos tres años y medio lo he dedicado íntegramente a escribir. Me pongo auriculares, me aíslo, no suena el teléfono y tengo paz, también he dedicado las vacaciones.

Todo el mundo fue injusto con Rita Barberá al final

Una vida entre España y el Parlamento Europeo. ¿Qué España se encuentra cuando baja del avión?

Bruselas es un lugar extraordinario para ver España, recomendaría a todos los políticos que fueran allí aunque solo sea para ver cómo es percibido el país desde lejos. En los siglos XIX y XX España estuvo aislada y pagamos muy caro nuestro aislacionismo. Ahora estamos aislados otra vez, nos hemos encerrado en una burbuja. La conexión con Europa que conseguimos después de la Constitución y el ingreso en el mercado común la hemos perdido. El cero por cien de los temas que se discuten en Bruselas se discuten en el Congreso y el cero por cien de los temas que se discuten en el Congreso se discuten en el Parlamento Europeo. No existe ningún tema en el Congreso que se debata también en la Eurocámara, y al revés. En Europa se están hablando de todos los conflictos que la globalización que nos trae y aquí siempre sólo de Cataluña.

¿Preocupa todavía mucho Cataluña en Europa?

Para nada. Cataluña es un tema que no está en la agenda europea. Estuvo las semanas o meses posteriores al falso referéndum y desapareció. En este momento nadie habla de Cataluña en Europa. Carles Puigdemont ya forma parte del paisaje del Parlamento Europeo sin despertar ningún tipo de reacción ni a favor ni en contra, está ahí. 

¿Lo ha visto por los pasillos?

Incluso he coincidido con él en un ascensor.

¿Y qué tal?

He procurado salir antes que él para que no pudiera decir que le había cedido el paso.

González Pons contestando en la entrevista

Uno de los temas continentales es la irrupción de las fuerzas eurófobas y el auge de la extrema derecha, cosa que en España no habíamos experimentado hasta las elecciones de abril. Ahora Vox es la tercera fuerza con 52 diputado. ¿Qué piensa?

Yo diría, a riesgo de no ser entendido, que lo que estamos viviendo en Europa no es tanto un auge de la extrema derecha cuanto una vuelta del nacionalismo. Y Vox no es tanto un partido de extrema derecha cuanto un partido nacionalista español. En ese sentido, se parece mucho a las fuerzas que han llevado al Reino Unido al Brexit, al Frente Nacional, al partido de Salvini o a Alternativa para Alemania. Lo que no habíamos vivido hasta ahora en España es el fenómeno desde la Transición de tener un partido nacionalista español. Y el nacionalismo español es tan peligroso como cualquier otro.

Por cierto, sus colegas europeos en Alemania y Francia establecen un cordón sanitario a partidos como Vox. Aquí no ha sido así, sino que el PP está pactando en comunidades y ayuntamientos. ¿Se siente cómodo? ¿Lo entienden sus colegas europeos?

Dependiendo de cada país, el Partido Popular ha ido dando una respuesta distinta al fenómeno del nacionalismo. En países como Francia y Alemania les han establecido un cordón sanitario y en otros, como en Italia, están intentado establecer algún tipo de alianza. Mi experiencia es la de Parlamento Europeo y lo que hemos hecho es no tener ninguna relación con las fuerzas nacionalistas de extrema derecha. Exactamente lo que ha ocurrido ahora en el Congreso de los Diputados, impedir que no ocupen ningún puesto en ninguna comisión.

El nacionalismo español es tan peligroso como cualquier otro

Regulación de la eutanasia, ¿sí o no?

La ley ya ha pasado el trámite de toma en consideración, por lo tanto va a haber ley. Abogo por una ley en la que todo el mundo pueda sentirse cómodo y representado. Detesto el uso partidista de la ley que he visto las pasadas semanas.

¿Le parece que es para ahorra costes como decía su compañero del PP José Ignacio Echániz?

Creo que hablamos de un asunto muy delicado al que, por desgracia, todos alguna vez nos hemos enfrentado. Hay que tratar con infinito respeto y el debate debería ser más serio y profundo que el mero debate político de todos los días. Por desgracia cuando hablamos del final de la vida, es algo que a todos nos toca el corazón. Me gustaría que no se utilice el fin de la vida como un arma arrojadiza en política y que el debate se abra a la sociedad. Si es posible, que el texto final sea uno en el que nos sintamos todos cómodos y que si cambia el Gobierno, no cambie la ley.

¿Qué novela se parece más a la vida política española?

La vida política española de hoy no tiene novela, hay que escribirla. Desgraciadamente no hay novelistas en España haciendo ficción de la política como sí existen en el mundo anglosajón. Falta una serie de televisión sobre política española y el Congreso. Quizá me ponga a escribir eso.

El eurodiputado del PP posa después de la entrevista

¿Le pica el gusanillo de volver al Congreso?

No, creo que estoy prestando un servicio a España en el Parlamento Europeo. Y si los electores y mi partido quieren, seguiré trabajando allí hasta que me retire. No preveo ninguna carrera política posterior a la carrera europea.

¿Se pone fecha de caducidad en la política?

No, mientras esté en condiciones de prestar un servicio a mi partido y los votantes, seguiré. Y mientras mi editorial siga creyendo en mí, seguiré publicando novelas.

Flashback, noviembre de 2011. Todos los periodistas pusimos su nombre en las quinielas del primer Gobierno de Mariano Rajoy. ¿Por qué no fue ministro? ¿Se lo pidió? ¿Lo rechazó?

No, no lo sé. Supongo que alguien se tenía que quedar en el partido y me tocó a mí. Cuando un equipo gana un título, siempre tiene que haber uno que se tiene que quedar en el vestuario vigilando las botas.

Por cierto, ¿ha leído el libro de memorias de Rajoy?

Sí.

¿Y qué tal?

Me ha gustado mucho. Como escritor, Rajoy escribe cómo piensa. Y leer su libro es como conversar con él. Me ha dado la sensación de haber pasado seis horas a su lado y no respondiéndole más que con monosílabos.

A pesar de monosílabos, ¿una personalidad muy compleja la de Rajoy?

Monosílabos por mi parte.

Él lo era también.

He sido portavoz del grupo en el Senado con Aznar y portavoz en el partido y en el Parlamento Europeo con Rajoy. Todos los presidentes del Gobierno son complejos. Cuando uno llega a presidente, tiene que tener una personalidad muy acusada. Solo Zapatero llegó por casualidad.

Pons, en la entrevista

¿Y Pedro Sánchez? ¿Cree que fue casualidad la moción?

Pedro Sánchez es un oportunista y, como tal, le aprovecha más a él la Presidencia del Gobierno que él al Gobierno de España.

Hablando de Sánchez. En aquella convención que organizó el PP europeo en Madrid, con Merkel y Berlusconi, en 2015 estaba en plena ebullición Podemos y se avisaba del fantasma de lo que había pasado en Portugal, un Gobierno socialista pactado con los bloques de izquierdas. Hoy no es que sólo haya habido un pacto de este tipo en España, sino que existe un Gobierno de coalición. ¿Se imaginaba algún día que Pablo Iglesias fuera vicepresidente? ¿Le da miedo?

Primero, en Lisboa la extrema izquierda no está en el Gobierno, apoya desde fuera. Somos el único Gobierno de Europa con ministros que se declaran comunistas. Lo cual es un problema porque la mitad de continente sufrió una dictadura comunista hasta 1989 y en la mitad del continente el comunismo es recordado con tanto dolor como el propio nazismo. En el Este de Europa y en buena parte de Alemania jamás tendrían un ministro comunista como tenemos ahora. No creo que Pablo Iglesias sea peligroso, se va a transformar ejerciendo de vicepresidente, no descarto que antes de que acabe la legislatura se corte el pelo y se ponga corbata. A Pablo Iglesias creo que le gusta mucho ser vicepresidente del Gobierno. Lo que sí me preocupa es que el PSOE se esté escorando hacia la extrema izquierda.

Iglesias se va a transformar ejerciendo de vicepresidente, no descarto que antes de que acabe la legislatura se corte el pelo y se ponga corbata

¿Cómo está su relación con Pablo Casado?

Casado es amigo mío.

¿Y no lo ve demasiado a la derecha en esa competición de Vox y se está dejando demasiado hueco en el centro? Usted siempre ha sido muy defensor del espacio de centro derecha...

El camino de Pablo a la Presidencia es largo y no va a ser fácil. No se encuentra todos los días en situaciones fáciles de resolver, no todos los días es bien entendido y no todos los días nos explicamos lo bastante bien, pero creo que Casado es un político de centro derecha moderado tolerante, con gran capacidad de diálogo y todos los requisitos para ser presidente. Era amigo mío antes de ser mi presidente y sigue siéndolo.

¿El nivel de los políticos españoles es más bajo que el de los parlamentarios europeos?

El país más importante del mundo, una de las democracias más antiguas del mundo y el que tiene la Constitución escrita más antigua en vigor tiene de presidente a un tipo que se llama Donald Trump. El nivel de los políticos en todo el mundo se ha reducido. Si el presidente de EEUU es Donalda Trump, es que cualquiera puede ser presidente en cualquier lugar. La política se ha desprestigiado, devaluado, ha perdido capacidad de transformación, está desconcertada ante la revolución tecnológica y la digital, se siente impotente ante el cambio climático, no sabe explicar el mundo que estamos viviendo. El fenómeno de la depreciación de lo político no es solo en España.

Si el presidente de EEUU es Donald Trump, es que cualquiera puede ser presidente en cualquier lugar

Una de las causas de esa mala imagen de los políticos fue la corrupción. Le tocó dar la cara en muchos momentos en los años más duros de la investigación del caso Bárcenas. Ahora han citado a Rajoy y Aznar como testigos en el juicio por la caja B. ¿Se va a poder quitar la losa el PP algún día? ¿Pidieron perdón lo suficiente? ¿Siguen penalizando los ciudadanos a los populares por eso?

Al PP se le está haciendo pagar una época en la que no sucedía en el PP nada diferente de lo que sucedía en otros. Este tiempo ya pasó, el nuevo PP no tiene nada que ver con el anterior Partido Popular. El PP no es solo unas siglas, es una ideología y el pasado pasado está. El PP mira al futuro.

Y en ese futuro, ¿mejor ir con Cs en las listas? ¿Le gusta ese Mejor Unidos?

Lo que representa Ciudadanos antes formaba parte del PP. Si Casado y Arrimadas pudieran recomponer lo que antes fue el PP, no voy a ser yo quien critique la fórmula.

Detalle de las manos de Pons

¿No hay espacio para el centro? ¿O no lo han sabido aprovechar los partidos?

En toda Europa y en todo el mundo el centro político está fracasando y las sociedades se están polarizando. Si hoy tuviéramos las elecciones norteamericanas, el Partido Republicano se presentaría con el candidato más a la derecha que ha tenido jamás y el Partido Demócrata con el candidato más a la izquierda que ha tenido jamás. Si en Francia no gana Macron las próximas elecciones, posiblemente la próxima presidenta francesa será Marine Le Pen. En Italia si fracasa la coalición de Gobierno, el próximo primer ministro será Salvini. En las elecciones de los landers del este de Alemania, el primer partido está siendo Alternativa por Alemania y el segundo los antiguos comunistas. El fracaso del centro político es el gran drama político de nuestro tiempo. Sin centro político, no puede existir democracia liberal. La democracia representativa está basada en la existencia de una clase media y un centro político donde pueden entenderse izquierda y derecha para trabajar juntos. 

¿Es imposible que en España hubiera alguna vez una gran coalición como en Alemania?

Somos el único país de Europa en el que el PP y el PSOE no pactan, eso es una anomalía que habría que corregir. Apuesto por entendernos con los socialistas tanto cuanto sea posible. Me gustaría que un día en España pudiera haber como en otros países un Gobierno de coalición o de cohabitación.

¿PP-PSOE?

De hecho, como eurodiputado he servido los cinco años siempre a un Gobierno de coalición PSOE.PP y liberales.

Me gustaría que un día en España pudiera haber como en otros países un Gobierno de coalición PP-PSOE

¿Cuáles son los grandes problemas que tiene Europa? ¿Los grandes retos y miedos que ve uno sentado en Bruselas?

La UE está enferma y hemos olvidado las razones por las que la fundamos. La hemos convertido en un mero mercado. Si Macron no gana las próximas elecciones en Francia, el futuro de la Unión tal y como hoy la conocemos estará en entredicho. Creo que los europeos hemos olvidado demasiado rápido la Guerra Mundial y hemos permitido que el nacionalismo vuelva a ocupar posiciones en política olvidándonos de los peligroso. Todas las guerras de Europa las ha causado el nacionalismo. El nacionalismo ha matado más personas que la peste. Hoy estamos permitiendo que los nacionalistas pasen otra vez por políticos que no tienen peligro.

¿A qué políticos le gusta escuchar? ¿Quién es el más interesante?

El más interesante es Pablo Casado. Cualquier político español de cierto nivel cuando lo sacas de España y lo escuchas en Bruselas es interesante. Cuando se quitan el corsé de lo que obligatoriamente tiene que decir en el Congreso de los Diputados o en las ruedas de prensa y hablan con libertad son interesantes. Lo que nos falta a los políticos españoles es libertad para decir lo que realmente pensamos. He conocido políticos interesantísimos que jamás dieron una rueda de prensa interesante.

¿Qué le pareció la siestecilla de Margallo en el Parlamento Europeo? ¿Es tan aburrida la Eurocámara?

De aquella foto el que salió peor parado fue el que estaba haciendo el discurso, el exprimer ministro de Polonia Buzek. Cuando vio la foto en la prensa española, pensó qué van a decir de mis discursos. Margallo es un genio, eh.

¿Qué está leyendo estos días?

Recomiendo un ensayo que se llama El Universo en un junco, que es una historia de los libros. Delicioso.

Lo que nos falta a los políticos españoles es libertad para decir lo que realmente pensamos

¿Tiene autores de referencia que le hayan inspirado a la hora de escribir?

Tengo que decir que le debo mucho a Eduardo Mendoza. 

¿En qué está trabajando ahora?

En otra novela. En la próxima habrá crímenes.

¿Qué tipo de crímenes? ¿De Estado, políticos?

De Estado.

¿No puede avanzar nada más? ¿Está inspirado en hechos reales?

No. Por ahora.

¿Se atrevería a hacer una película?

Yo escribo, me encantaría hacer el guión de una serie. Me encantaría ser el guionista del Borgen español.

Se busca al sucesor de Torra

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Calvet, Budó, Torra y Puignerò

Todos se miran de reojo. Todo puede pasar. Y más en Cataluña… y més en Junts. El espacio neoconvergente está en plena ebullición interna mirando a las futuras elecciones catalanas y pensando en quién será su cabeza de cartel una vez que Quim Torra no podrá repetir como jefe de la Generalitat. Movimientos en la sombra, luchas internas, pura política.

Torra tiene los días contados: su inhabilitación, aunque todavía no es firme, le impide ir en la lista para las próximas elecciones. Todo ello en plena batalla política-jurídica, en la que la Junta Electoral le ha desposeído de su escaño en el Parlament por el caso de los lazos amarillos. Ante este callejón sin salida, y su malestar con ERC, ha pulsado a medias el botón de los comicios. Su intención es convocarlos cuando se aprueben los presupuestos en la Cámara autonómica, por lo que serían en mayo como muy pronto.

El caso Torra es una evidencia de la especie de Matrix que viven los neoconvergentes: fue la opción de última hora, por dedazo de Puigdemont, para que ocupara la Presidencia de la Generalitat tras los intentos fallidos de investidura vía Skype. Y ahora se vive una situación similar de cara a las futuras listas.

Según fuentes de Junts, todo el partido está pendiente de lo que haga Carles Puigdemont. Si decidiera volver a España para encabezar la lista, sería directamente detenido y llevado ante la Justicia. El expresident tiene ahora una situación favorable que le hace descartar esta opción: ha sido reconocido como eurodiputado y goza de inmunidad. Sobre la mesa existe la opción, a la que le anima parte del partido como Mertixell Budó, de encabezar una candidatura simbólica y tener un ‘número dos’ efectivo que luego se haga con las riendas de la Generalitat -si consiguen formar Govern-.

Puigdemont maneja la opción de una candidatura simbólica con un 'número dos' efectivo

Dentro del partido se viven presiones y movimientos entre varios sectores. Puigdemont vs. Artur Mas. El segundo también suena incluso como aspirante, pues su inhabilitación para cargo público acaba este 23 de febrero y nunca ha descartado volver a la política. 

Pero hay muchos nombres en el tablero dispuestos a jugar esta partida. Durante estos últimos meses ha cobrado mucho protagonismo la portavoz de Junts en el Congreso, Laura Borràs. La exconsellera de Cultura está en plena sintonía con Puigdemont y, especialmente, con Torra. Pero le ha salido una piedra en el camino: el Supremo está estudiando el caso judicial en el que está envuelta por la adjudicación de 18 contratos a un amigo cuando dirigía la Institució de les Lletres Catalanes y por el que un juez de Barcelona la acusa de delitos de falsedad documental, fraude administrativo, prevaricación administrativa y malversación de fondos públicos. Este viernes no acudirá al Supremo y muchos auguran una pronta imputación.

Esto hace que haya bajado un poco en las encuestas neoconvergenets, que ahora dan al alza al conseller de Políticas Digitales y Administración Pública, Jordi Puignerò. Es amigo de Puigdemont y además uno de los dirigentes más fieles al expresidente, por lo que encaja perfectamente si se plasma esa idea de ticket electoral con el fugado en Bélgica. Suelen verse en Bélgica y además es el ideólogo de intento de “república digital”.

Jordi Puignerò, en el Parlament

 

En el Govern, con Puigneró, se miran de reojo otros de los candidatables para las próximas elecciones. Entre ellos, muchos pronuncian el nombre de Damià Calvet, conseller de Territorio y en el ala más independentista de partido -además de hacer tándem interno con Miquel Buch en las conspiraciones de partido-. Dentro del actual equipo de la Generalitat se une a las especulaciones la responsables de Empresas, Ángels Chacón.

Una de las figuras que siempre suena y ya es clásica en las charlas de Junts es Elsa Artadi, que fue consellera de Presidencia. Lo tenía todo para ser la heredera del trono, pero decidió irse al Ayuntamiento de Barcelona. Esto ha hecho que decaiga la confianza de Puigdemont en ella y en algunos círculos independentistas le achacan la falta de valentía para dar el paso y encarar posibles procesos judiciales.

La inhabilitación de Mas acaba el 23 de febrero

Y a la vez se está produciendo un movimiento de los alcaldes. El PDeCAT ha reforzado su papel en las últimas semanas y de cara las elecciones: Marc Solsona, alcalde de Mollerussa (Lleida) y diputado en el Parlament, es el nuevo portavoz del partido. Ya se barajó su nombre en la investidura de Torra, pero no contó finalmente con el apoyo del propio Puigdemont. En esta potenciación del mundo local también se encuadra que se vaya a dar más importancia al alcalde de Igualada (Barcelona), Marc Castells, que asumirá tareas “de acción política municipal”, según el partido.

Pero a nadie se le escapa que el factor CUP puede volver a ser decisivo tras las elecciones y que su voto no se vende barato. De hecho, le costó la cabeza a Artur Mas y fue decisivo para que Carles Puigdemont fuera elegido. Y en esos aires Puigdemont-CUP hay un nombre que suena viento en popa: Marta Madrenas, alcaldesa de Girona. 

En Junts están poniendo ya en marcha su maquinaria electoral. Todas las encuestas dan como ganadores a Esquerra, pero el espacio de la antigua CiU ya lo vivió en 2017 y luego, frente a los pronósticos, superaron a los de Oriol Junqueras. Ahora esperan que suceda lo mismo: su plan pasa por presentar como traidores del independentismo a Esquerra después de que hayan pactado con el PSOE en el Congreso.

Todo puede pasar (y más en Cataluña).

 

EFE
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El coronavirus causa en China otras 121 muertes y 5.090 nuevos infectados en un día

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Un trabajador del mercado de cambio de Shanghai, con un traje de protección y controlando la temperatura de las demás personas. 

Las muertes por el coronavirus en toda China aumentaron en las últimas 24 horas en 121 personas hasta alcanzar los 1.380 fallecidos, informó hoy la Comisión Nacional de Salud del país asiático.

Según los datos facilitados por la comisión en su página web, hasta las medianoche del jueves se contabilizaron además 5.090 nuevos infectados, lo que eleva a 63.581 el número de casos detectados hasta ahora en China.

Las muertes en la provincia de Hubei, foco de la epidemia, aumentaron en las últimas 24 horas en 116 hasta las 1.318, indicó, por su parte, la Comisión Provincial de Salud de esa región centro-oriental del país, mientras que se contabilizaron 4.823 nuevos casos.

La Comisión Nacional de Sanidad informó hoy de que en el mismo periodo de 24 horas se habían registrado 2.174 casos graves en todo el país, mientras que 1.081 personas habían sido dadas de alta tras superar la enfermedad.

Según los datos oficiales, se ha realizado seguimiento médico a más de 493.067 personas que han estado en contacto cercano con los infectados, de los cuales 177.984 siguen bajo observación.

Las autoridades chinas informaron el jueves de un cambio en los criterios de diagnóstico para confirmar los casos, lo que disparó el balance de afectados por el coronavirus en toda China, con más de 15.000 nuevos infectados y 254 muertes en un solo día, según los datos oficiales.

Hasta ahora los pacientes se confirmaban por medio de unos test realizados con unos equipos que escasean en la provincia y ahora los médicos tendrían más atribuciones para poder confirmar un caso.

Con los nuevos criterios, bastará con diagnosticar a los pacientes con tomografías computerizadas para confirmar las infecciones, lo que permitirá aislar más rápidamente a las personas afectadas.

Hasta la fecha, todos los decesos menos dos -en Filipinas y Hong Kong- se han producido en la China continental y, aunque una treintena de países cuentan con casos diagnosticados de neumonía de Wuhan o COVID-19, China acapara en torno al 99% de los infectados.

Los síntomas del nuevo coronavirus son en muchos casos parecidos a los de un resfriado, pero pueden estar acompañados de fiebre y fatiga, tos seca y disnea (dificultad para respirar). 

Llamada a la calma

Pese al elevado número de casos reportado ayer, que hizo sonar las alarmas en todo el mundo, la Organización Mundial de la Salud (OMS). sostiene que esto no supone un agravamiento de la crisis sanitaria.

“El incremento se debe en parte a cambios sobre cómo los casos se diagnostican y reportan. Ahora los médicos en Hubei pueden declarar un paciente sospechoso como confirmado sin necesidad de un laboratorio”, explicó en rueda de prensa el director ejecutivo de la OMS para Emergencias Sanitarias, Michael Ryan.

Muchos de los nuevos casos en realidad se remontan a “hace días, semanas, o incluso al principio de la epidemia”, señaló, asegurando que “no nos enfrentamos a una ola de nuevos casos diarios” y vaticinando que incrementos tan altos como el de este jueves no volverán a producirse a corto plazo.

“Debemos ser cautos a la hora de llegar a determinadas conclusiones a la hora de interpretar las cifras. No debemos reaccionar directamente a los números”, afirmó Ryan, también encargado desde esta semana de coordinar la respuesta a la epidemia con otras agencias de las Naciones Unidas.

En el resto de China y otros países, aclaró Ryan, sigue siendo necesaria la confirmación en el laboratorio, por lo que no se esperan aumentos diarios agudos como el de Hubei en otras regiones, añadió.

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