El exminero asturiano José Emilio Suárez Trashorras (Avilés, 1976) decidió en 2004 colarse para siempre en el lado más tenebroso de la historia de España suministrando los explosivos del 11-M. Diez años después de ese atentado, el mayor que se haya producido nunca en territorio nacional, con un saldo de 192 muertos y más de 2.000 heridos, Trashorras ha decidido reconocer su participación en la trama y anunciar su arrepentimiento. También se desmarca de la pasividad que mantuvo durante la investigación y la vista oral. No le servirá de mucho. La condena a 34.715 años de cárcel que le impuso la Justicia española, la más alta acordada contra un nacional, le obligará a seguir en prisión al menos hasta 2024. Sólo a partir de entonces podrá iniciar la tramitación de un permiso de fin de semana. Mientras tanto, pasa sus días en la cárcel de El Dueso, en la costa cántabra, desde donde puede ver las olas morirse una y otra vez contra las piedras. En esta entrevista en exclusiva, realizada a través de su abogado, Francisco Miranda Velasco, interrumpe por unos instantes su silencio forzoso.
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