Juan Ramón Amores (Albacete, 1977) apenas recuerda qué sucedió el 13 de noviembre del 2015. Ese día cambió su vida. Ese día un médico le dijo que tenía ELA, Esclerosis Lateral Amiotrófica, una enfermedad degenerativa que no tiene cura. “Todo lo que pasó ese día está nublado en mi mente. Sé que me senté en un bordillo de la calle. Cuando el médico me dijo que tenía ELA no sabía ni lo que era, reaccioné cuando me dijo que era la enfermedad de Stephen Hawking. Y me acuerdo de que lo primero que me vino a la cabeza fue mi hijo, de menos de dos años”, describe.
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