La homofobia sigue siendo un problema latente en prácticamente todos los ámbitos de la sociedad, también en los centros educativos. Para los alumnos, que sufren bullying por su orientación sexual, y los profesores que también temen contarlo por miedo a la reacción de sus compañeros o el propio alumnado.
Nando López, escritor y profesor, ha querido contar en Twitter cómo hace 14 años se vio en la situación de contar o no a sus alumnos su homosexualidad y las consecuencias, buenas y malas, que tuvo. Según cuenta, la pregunta surgió con la naturalidad esperada de unos alumnos de secundaria que quieren conocer la vida de su profesor.
Sucedió que la pregunta, por supuesto, no tardó ni una semana en aparecer. Quienes damos clase sabemos lo rápido que toman confianza y comienzan a sacarnos datos de nuestra vida persona:
— Nando López (@Nando_J) 10 de marzo de 2019
"Profe, ¿estás casado?"
"Profe, ¿tienes hijos?"
"Profe, ¿dónde dabas clase antes?"
Cuando recibió esa batería de preguntas, según relata, López se vio en una encrucijada de si contarlo o no, ya que en sus empleos anteriores no había tenido ningún problema con su sexualidad. Finalmente respondió con un "tengo novio", una respuesta natural que tuvo una muy buena acogida por todo el alumnado del centro, en el que estuvo 10 años.
Así que no la esquivé, respondí a su "Profe, ¿tienes novia" con un sencillo "Tengo novio" y, desde el primer momento, me mostré con naturalidad. Pasé 10 (estupendos) años en ese centro, un instituto donde jamás tuve un solo problema con mi alumnado por el hecho de ser visible.
— Nando López (@Nando_J) 10 de marzo de 2019
Según cuenta en su hilo de Twitter, que acumula más de 2.500 me gusta, los únicos problemas que tuvo fueron con otros profesores y padres de alumnos.
Una hoja con textos de Wilde, Kavafis, Proust, Mann, Virginia Woolf y, básicamente, la nómina de autores del XIX y XX del currículum oficial de Literatura Universal. ¿Me dio algún quebradero de cabeza? Sí, pero lo viví como una simple anécdota en medio de 10 años muy positivos.
— Nando López (@Nando_J) 10 de marzo de 2019
López añade que, gracias a su valentía, varios alumnos se animaron a hablarle de su sexualidad y pedirle ayuda. "Buscaban mi confianza para contarme lo que estaban viviendo, e incluso los padres que me citaban para intentar ayudar a sus hijos e hijas a sentirse libres. A aceptarse", detalla.
A raíz de estas historias, el profesor escribió su novela posteriormente adaptada a obra de teatro La edad de la ira centrada en la homofobia y los conflictos en los centros educativos. Con esta publicación, tuvo el efecto opuesto: jóvenes estudiantes, que al leerla, se han planteado contar su homosexualidad cuando sean docentes.
No sabe si será visible y se arriesgará a abrir algunas heridas que están demasiado recientes. Porque las que nos causa el acoso escolar no tienen, por desgracia, fecha de caducidad: siempre nos dejan una marca..., por eso importa tanto atajar el problema en cuanto surge.
— Nando López (@Nando_J) 10 de marzo de 2019
Para hacer esto más fácil, López relata que habría que transformar las aulas desde la propia educación y "asumir" que algún "padre enfurecido" se quejará de que sus hijos reciban esta formación.
Hacer eso supone asumir que puede que algún padre venga -enfurecido- con el cuaderno de su hijo subrayado en rojo. Igual que hay quien sigue quejándose (sí, en pleno siglo XXI) de que haya personajes explícitamente LGTB en mis novelas juveniles. De nuevo: son los menos.
— Nando López (@Nando_J) 10 de marzo de 2019
"Ladran mucho. Protestan. Amedrentan. Chantajean. Incluso amenazan. Pero lo hacen porque, ahora mismo, cada día somos más quienes estamos en este otro lado", añade.
En el aula necesitamos construir un modelo de sociedad abierta y respetuosa. Una sociedad donde nadie tenga miedo de buscarse, de ser, de aceptarse. Donde toda identidad y orientación sea respetada. Donde el miedo no sea jamás una opción.
— Nando López (@Nando_J) 10 de marzo de 2019
El profesor relata que, por desgracia, ese bullying homófobo es más común de lo que se piensa. "Maricón' o 'bollera' siguen oyéndose con desprecio en los pasillos o —cosas de la sociedad digital— se escriben cobardes y anónimos en las redes de más de un y una adolescente", detalla.
Igual que es real el miedo de algunos docentes a perder su trabajo si se muestran visibles en sus centros escolares. O a verse demasiado expuestos. O a tener que afrontar situaciones incómodas por esa homofobia latente que, aunque finjamos que está superada, sigue existiendo.
— Nando López (@Nando_J) 10 de marzo de 2019
Para concluir su hilo, López manda un mensaje de esperanza a crear espacios visibles y donde tenga espacio el colectivo LGTBI. "En construir mundos -ya sea desde la pizarra o desde las páginas de una novela- donde vernos y empoderarnos. Donde abrazarnos. Y donde SER 🌈", señala.
Por eso, porque aún nos queda mucho miedo por barrer, creo tanto en el activismo cotidiano. En la visibilidad educativa. Y de la ficción. En construir mundos -ya sea desde la pizarra o desde las páginas de una novela- donde vernos y empoderarnos. Donde abrazarnos. Y donde SER 🌈
— Nando López (@Nando_J) 10 de marzo de 2019