Los cimientos de la tierra temblaban mientras Kei Nishikori bailaba al rey en la Caja Mágica. Un set arriba y 4-2 en el segundo, empujaba a Rafa Nadal al precipicio. Un rey que venía de perder en cuartos de final en Montecarlo y Barcelona y defendía título y 1.000 puntos en Madrid. Entonces, el japonés pidió asistencia al fisioterapeuta por problemas lumbares, comenzó su calvario, mostró una visible cojera, y abrió la puerta al número uno. No pudo más. Perdió la segunda manga y se retiró en la tercera: 2-6, 6-4 y 3-0. La suerte, o la mala suerte del nipón, se alió esta vez con el campeón, que pase lo que pase en Roma la semana próxima llegará número uno a Roland Garros el 25 de mayo.
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